Escribe: Lucho Caro
Hoy, 15 de marzo, se conmemora un trágico evento en la historia de Trujillo. En 2017, la ciudad fue devastada por un huaico que inundó el Centro Histórico y varias urbanizaciones y distritos aledaños. La quebrada San Ildefonso colapsó ante las intensas lluvias provocadas por El Niño costero, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva.
El impacto fue profundo y generalizado. No sólo se vio afectado el Centro Histórico, sino también los distritos de El Porvenir, Florencia de Mora y Víctor Larco Herrera. El agua avanzó desde la quebrada San Ildefonso, rompió el dique de Mampuesto y cruzó el cementerio del mismo nombre, inundando parte de la avenida Miraflores antes de entrar al corazón de la ciudad a través de la avenida España y el jirón San Martín.
La escena fue desoladora. Muchos se encontraron impotentes ante el avance del agua, que arrasó con todo a su paso. La tragedia se intensificó al arrastrar cuerpos del cementerio de Mampuesto, recordando las devastadoras inundaciones del pasado. Se estima que el agua recorrió 15 kilómetros desde El Porvenir hasta Víctor Larco.
El día comenzó con un sol radiante, pero el clima cambió drásticamente por la tarde. A la 1 p.m., las lluvias comenzaron a caer intensamente en la quebrada San Ildefonso, y poco después, el agua llegó a Trujillo, tras inundar El Porvenir. La cantidad de lluvia registrada fue alarmante, suficiente para provocar las inundaciones que se vivieron.
Después de esa fecha fatídica, Trujillo enfrentó otros seis huaicos, siendo el más severo el que ocurrió el 19 de marzo. Este huaico llegó con una fuerza inusitada, inundando gran parte de la capital liberteña. Las quebradas León y San Carlos también se activaron, causando daños significativos en diferentes zonas de la ciudad.
La escena fue desoladora. Muchos se encontraron impotentes ante el avance del agua, que arrasó con todo a su paso. La tragedia se intensificó al arrastrar cuerpos del cementerio de Mampuesto
Según la Subgerencia de Defensa Civil del Gobierno Regional de La Libertad, las lluvias y las inundaciones dejaron en los once distritos de Trujillo 17,965 personas damnificadas y 3,857 viviendas colapsadas. La ciudad, situada en medio de los cauces de las quebradas, sigue siendo vulnerable a las lluvias y a una inminente inundación.
En febrero último, la titular del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), Leslie Urteaga, junto a representantes del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) y del Gobierno Regional de La Libertad, coordinó acciones para la entrega de ayuda humanitaria y asegurar la protección social de las personas vulnerables ante desastres naturales. Durante su visita, sobrevoló la quebrada El León y evaluó el cumplimiento de las medidas de protección. También se trasladó al distrito de Alto Trujillo para inspeccionar la maquinaria que trabaja en la mejora de accesos afectados por las intensas lluvias.
“El compromiso del Gobierno y de los gestores en el territorio es seguir con los trabajos de limpieza y descolmatación, para que, en caso se presenten algunas emergencias o peligros, puedan ser enfrentadas de la mejor manera, para reducir el impacto en la población”, destacó la ministra Urteaga.
Aún repasar estos pasajes de hace ocho años causa nostalgia, porque hasta ahora no se ha dado solución a esta problemática. Poco o nada se ha hecho. Han pasado varios responsables a nivel nacional, pero Trujillo sigue a merced de que estos hechos vuelvan a ocurrir. Ocho años después de esta serie de huaicos, es evidente que no hemos aprendido la lección. La exposición a las lluvias y los riesgos de inundación persisten. Actualmente, el gobierno ha declarado el Estado de Emergencia en Trujillo y sus provincias debido a constantes precipitaciones fluviales. Pero, ¿están las autoridades realizando un trabajo consciente y bien ejecutado para prevenir estos riesgos y proteger a la población? Es urgente que se tomen medidas efectivas para asegurar que Trujillo esté preparado ante futuros desastres.