Quiso engañar a la razón y la vida
La muerte quiso engañar
a la razón y a la vida
Y para presumir se vistió ―para confundir―
de serenatas
Quiso hacer creer a los montes
que en su imperio
vivían ―acosadas de enjambres―
las montañas.
Eran en su parecer
Instintivas
las fragancias que expedían
de tanto anochecer
las madreselvas,
cáustico, por ser grito
y ser también señuelo,
el horizonte
Y así creció
haciéndole creer a los hombres
que superaba a la vida
que en su arrogancia fatal
nada era mayor,
que incluso estaba más allá del estertor
de la calandria que se muere.
Pero Dios le hizo saber,
desde su Nombre y su Pronombre
que existía la Eternidad de suyo
en todos sus caminos.
En los entredichos de la muerte, canta la vida
En los entredichos de la muerte,
la vida canta.
No porque la ignore
―en la fiereza carpintera del desaire
la brújula se vuelve arisca―
sino porque en su dial
la flecha que apunta
al horizonte
navega en otros mares.
En esos mares
la vida le dice a la muerte
que por encima de sus orzuelos,
al sur de sus querencias,
alguien le mide el celo
a la esperanza.
Y la muerte,
de tanto creerse a sí misma
se delata:
entran en sus quicios
extraños vituperios
y en la soberanía de la vida,
Dios le sonríe al témpano
y a la bruma
porque hasta en esos caminos
florece la esperanza.
Escribiendo sobre la vida y la muerte
―Escribe cuando puedas
sobre la muerte―,
me dijeron.
Y yo pensé que antes de hacerlo
debía escribir sobre la vida.
Desde aquel entonces
trato de entender y discernir
cómo puedo entrar
en los vericuetos de la muerte
como emisario de todo lo que existe.
Cómo caminar sin hacerme trizas
por todas las hogueras
si en la mecha prendida de la luz
la muerte no existe.
Y digo: está bien,
escribiré cuando quiera
sobre la muerte,
pero sin abdicar ni un ápice
de la vida.
Porque en realidad
si lo analizamos a fondo,
hasta en la muerte hay vida
y en la vida hay muerte.
Y en ese eterno retorno
a los orígenes
una flor se apiada del silencio
y le presta sus fragancias
al camino.
Frank Alfaro Aranzábal
Nació en Trujillo, en 1983. Es periodista por la Universidad San Martín de Porres y maestro en educación por la misma casa de estudios.
Estudió educación primaria en el colegio “Madre de Cristo” y educación secundaria en el colegio “San Juan” y en el colegio militar “Ramón Castilla”. Es egresado del ICPNA y del curso de Methodologhy.
Actualmente labora en Corporación Funeraria Aranzábal.
Escribe poesía desde los 13 años. Ha publicado los poemarios «Mujer divina», «Ha nacido el amor» y «El último pasajero».
La crítica literaria lo considera una nueva voz poética importante y reveladora.
