Escribe: Lucho Caro
En los próximos meses, en octubre para ser más exactos, Arequipa se convertirá en el epicentro cultural del mundo hispanohablante al albergar el X Congreso Internacional de la Lengua Española.
Este evento, que se llevará a cabo del 14 al 17 de ese mes, rendirá un emotivo homenaje póstumo a Mario Vargas Llosa, nuestro aclamado Premio Nobel de Literatura 2010, y contará con la presencia del Rey de España, Felipe VI, y la participación de 260 destacados académicos, entre escritores y pensadores. Así, la «Ciudad Blanca» se vestirá de gala para celebrar nuestra lengua y su riqueza cultural.
Qué orgullo para nosotros, los peruanos, tener a Mario Vargas Llosa, autor de obras emblemáticas como La ciudad y los perros y La fiesta del chivo, como un referente no sólo de la literatura peruana, sino de la literatura en español en general. Este congreso representa una oportunidad única para rendir homenaje a su legado literario y su influencia en el pensamiento contemporáneo. Arequipa, conocida por su belleza arquitectónica y su rica historia, se prepara para recibir a figuras influyentes que compartirán sus conocimientos y visiones sobre el futuro de la lengua española.
la casona donde vivió César Vallejo, otro gigante de la literatura peruana, está cayéndose por pedazos, lo que refleja la falta de atención a nuestra herencia cultural.
Mientras Arequipa se ilumina con este evento, la situación en Trujillo es dramáticamente diferente. En nuestra ciudad, culturalmente hemos retrocedido varios años. Pregunto: ¿qué evento cultural de trascendencia organizado por nuestras autoridades se ha llevado a cabo en lo que va del año? No recuerdo ninguno. Aquí, el arte y la cultura son las últimas ruedas del coche.
Además de la falta de eventos culturales, estamos perdiendo nuestro patrimonio histórico. Por ejemplo: la casona donde vivió César Vallejo, otro gigante de la literatura peruana, está cayéndose por pedazos, lo que refleja la falta de atención a nuestra herencia cultural. Asimismo, la biblioteca municipal, que debería ser un símbolo de conocimiento y aprendizaje, se ha convertido en un basural, olvidada por quienes deberían proteger nuestra herencia… Y si sigo escribiendo sobre otros puntos, no acabo.
Este desbalance cultural es inaceptable. Trujillo tiene una rica historia que merece ser celebrada y preservada; sin embargo, sucede todo lo contrario. No es tan difícil revitalizar el arte y la cultura en nuestra ciudad, pero evidentemente lo que falta es compromiso.
Es momento de recuperar nuestro lugar en el mapa cultural del país y de luchar por un futuro en el que la cultura sea una prioridad. La herencia literaria y artística que compartimos no puede ser ignorada. Debemos honrar a nuestros grandes autores y construir un entorno donde la cultura florezca para las generaciones que nos sucederán.





