Una entrevista de David Salvatierra
El día de 1984 en que Rosa Isabel Salvatierra, en viaje de turismo, aterrizó en Italia, no imaginó que allí se enamoraría, haría una familia y tampoco que treinta años después adaptaría las narraciones de Cesar Vallejo para una de las mayores editoriales italianas y las enseñaría a los jóvenes estudiantes del Liceo Ettore Majorana de Roma.
Rosa Isabel Salvatierra nació en Lima, en 1962, y es hija de padres huamachuquinos, quienes le inculcaron desde pequeña el amor a la tierra natal, un amor que llevó consigo a Italia y transmitió también a sus hijos, Claudio y Valeria, con quienes ha visitado en varias ocasiones la tierra de Ciro Alegría para la fiesta patronal de la Virgen de Altagracia.
Durante sus primeros años en el país mediterráneo, la professoressa Rosy, como la llaman sus alumnos, trabajó como secretaria del agregado cultural uruguayo, y en 1986 se unió en matrimonio con el empresario Fabrizio Ialongo. En 1999 fue nombrada representante de la Cámara Pyme de Arequipa en Italia, gestionando transacciones comerciales entre nuestro país y empresas italianas.
Es en el año 2000 que recibe una llamada de un Instituto Superior para el Turismo de Roma cuando le proponen dictar clases de español para alumnos de la tercera área turística. “Al inicio de mis experiencias profesionales en las escuelas del estado tuve que trabajar muy lejos de la ciudad de Roma. Recorría 200 kilómetros al día para llegar al centro educativo donde enseñaba (Tivoli, Subiaco, Cerveteri). Era el único modo para lograr hacer puntaje en la clasificación de los profesores del Ministerio”, nos cuenta Rosy en esta amena conversación.
¿Cómo decidiste ingresar en el ámbito de la educación?
Recuerdo que en mis primeros años de estadía en Roma me di cuenta de que los italianos estaban muy interesados en nuestro idioma y cultura latinoamericana, así empecé dando clases particulares, en mi casa, en la parroquia del barrio y en una escuela privada de idiomas. Después de algunos años, mientras asistía a las clases en la universidad de RomaTre (facultad de Formación y Educación), hablando con los otros estudiantes, noté que el interés por el idioma español era cada día mayor en Italia. Les gustaba un poco por el fútbol, un poco por la música y un poco por el turismo, y así empecé a introducirme en el ámbito educativo. Luego de mi graduación obtuve la profesionalización en educación, posteriormente gané un concurso para obtener la titularidad, y ahora tengo muchos años enseñando en el MIM (Ministero dell’Istruzione e del Merito). Es así que empezó todo, ahora cuando los alumnos se van de vacaciones o se marchan de la escuela me hacen falta, porque con ellos transcurro cinco años de educación superior.
«Es un desafío que me apasiona, concienciar a los jóvenes estudiantes italianos para que sepan que existen realidades diferentes y que no todo es como se vive en los países occidentales».
¿Cuáles son los retos en la enseñanza de español en Italia?
Hoy un profesor de idiomas tiene muchos momentos gratificantes y también difíciles durante su labor, especialmente cuando no es de la misma nacionalidad. Las diferencias culturales son uno de los aspectos más importantes, se necesita ser empático para poder motivar a los alumnos a conocer una nueva lengua extranjera. Sensibilizar, despertar el interés por conocer realidades, usos y costumbres diferentes de otros pueblos no es nada fácil, digo esto porque no se puede enseñar un idioma sin su cultura (literatura, música, arte, gastronomía etc..) es decir que lengua y cultura no se pueden separar. Para un alumno que estudia el idioma español es aún más complejo, ya que es un idioma hablado por 21 países en el mundo y cada uno con una cultura diferente. Creo que si te apasiona tu profesión algunos retos resultan menos difíciles. Todo está en ser coherente, perseverante y positivo.
¿Cómo surgió la propuesta de Hoepli, que es una de las grandes editoriales italianas, de adaptar literatura clásica y luego de la obra de César Vallejo para la enseñanza del español?
Trabajando como profesora de español en los liceos lingüísticos de Roma siempre he utilizado libros de lecturas graduadas para potenciar la capacidad de comprensión lectora y el vocabulario, y a través de ellos adquirir nuevos conocimientos. Por esa razón yo conocía a muchos representantes de ventas de las casas editoriales; uno de ellos, en el año 2009, me invitó a un gran convenio de editoriales en Roma, el tema era que los profesores aportaran nuevas ideas o propuestas para mejorar el contenido de los libros de texto para los estudiantes de las escuelas. Yo llevaba al convenio una propuesta bien definida: trabajar con libros de español bien diversificados según de la tipología de los estudiantes (escolares, universitarios, profesionales). Yo enseñaba español también a profesionales de empresas e industrias italianas y muchas veces se daba el caso que estas personas leían diálogos en los libros de chicos y no adaptados para un ingeniero o un médico. Mi propuesta fue escuchada, pero no considerada, así que, un poco enfadada, decidí abandonar la reunión. Pero luego encontré al representante que me había invitado y, con el espíritu crítico que me caracteriza, le dije que había perdido el tiempo viniendo a ese convenio, con estas palabras: la gente está cansada de saber las mismas cosas, San Fermines, toros, paella, flamenco, etc. En vez de eso hay mucha curiosidad por algo nuevo, como el Inti raimi, la fiesta del silletero, el día de los muertos en México, el rocoto relleno, las arepas, la cumbia, la salsa, el tango, la marinera, Borges, Vallejo, Cortázar, Esquivel, Octavio Paz. Y mientras hablaba no me di cuenta de que me estaba escuchando el responsable de la editorial Hoepli, edición escuela, quien al término de mi desahogo me invitó a colaborar con ellos. Mi respuesta dudosa no fue un rechazo sino más bien una espera (creía que estaba escuchando mal) porque en ese momento yo estaba elaborando la tesis de mi segundo título de estudio en Roma. Trabajaba, estudiaba y me dedicaba a mi familia y no quería tomar otro compromiso tan delicado y serio. En 2010, Hoepli me propuso la adaptación de “El casamiento engañoso” de Cervantes y, con el gran apoyo de mi esposo Fabrizio acepté, y de ahí partió todo. Hasta el día de hoy continúo colaborando, proponiendo autores hispanoamericanos, como es el caso de nuestro gran César Vallejo (como buena peruana de origen norteño). Adapté “El tungsteno”, “Paco Yunque” y “Viaje alrededor del porvenir”, que son obras muy interesantes y con contenidos de actualidad para los jóvenes, y afirmo lo que dice tu pregunta, que es una editorial muy grande y sobre todo muy seria. Para mí es un honor y privilegio trabajar para ellos.

Leer a César Vallejo es tener contacto con lo más profundo de la realidad peruana ¿Cómo es la experiencia de enseñar su obra a jóvenes estudiantes italianos? ¿Qué piensan o sienten tus estudiantes al leerlo?
Tengo que decir que no es nada fácil. Sin una adecuada preparación previa a los estudiantes, que viven en Europa una vida llena de comodidades, con ropa de marca y celulares carísimos, nunca podrían comprender la realidad de la vida en un pueblecito de los Andes peruanos en los primeros años del siglo XX sin explicarles antes. A medida que avanza la lectura y el estudio del texto voy dilucidando los usos, las tradiciones y el contexto histórico, político y económico. Es un desafío que me apasiona, concienciar a los jóvenes estudiantes italianos para que sepan que existen realidades diferentes y que no todo es como se vive en los países occidentales. Mis estudiantes, después de las dificultades iniciales, se intrigan, siguen la trama del libro y se acercan a nuestra cultura con curiosidad. Tal es el caso de la lectura de “El Tungsteno”. Hemos llegado a representar teatralmente uno de sus fragmentos con alumnos de un quinto año de superior. La tarea era: En grupo imaginen que son una comisión de los Derechos Humanos, tienen una conferencia sobre el tema “un caso de la explotación de los Soras”. Elaboren el guion de su exposición. Fue un trabajo muy animado y responsable por parte de los estudiantes. En muchas oportunidades al término de la lectura del libro he escuchado comentar a las chicas que cuando ellas sean profesionales les gustaría viajar a América Latina para ayudar a su desarrollo social y cultural. A mí esto me conmueve mucho.
¿Cómo nace tu primer libro como autora, “Vacaciones en México”?
Este libro nace de una idea autobiográfica de mi esposo Fabrizio Ialongo, que vivió un año en México. Conversando con él sobre las lecturas para los jóvenes y temas que podrían interesarles, decidimos hacer un trabajo conjunto. Es un libro que aborda muchísimos temas como la amistad, el viaje, la cultura mexicana, la multiculturalidad, la variedad lingüística y la ecología, tema actual que es de gran relevancia para los chicos ya que ellos son vistos como protagonistas de los cambios en la lucha por la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. Los personajes principales son tres jóvenes: Guido, europeo; Aileen, irlandesa; y Chuby, mexicano. A mis estudiantes les gusta mucho y se identifican con alguno de ellos. “Vacaciones en México” es una saga, sigue el segundo libro “De vuelta en México”, y el tercero “Un viaje dentro del viaje”, ambientado en maravillosos escenarios del Perú como Machu Picchu y el Amazonas. De los últimos dos libros de la saga los autores son mi esposo y mi hija, siempre con la editorial Hoepli.





