Cada año se reportan más de 69 mil nuevos casos y alrededor de 13 mil 600 muertes prematuras asociadas al cáncer. Esta enfermedad se ha consolidado como una de las principales causas de mortalidad en el país.
Pero esto no parece importarle al Estado. El INS ha presentado un reglamento que incidirá gravemente en la atención rápida que necesitan los pacientes oncológicos. Antes del nuevo reglamento, los Comités Farmacoterapéuticos de los hospitales podían elevar directamente las solicitudes de incorporación de nuevas terapias a la Red Nacional de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (RENETSA).
Pero ahora se le ha incorporado más burocracia: ahora los comités deberán remitir primero su pedido al director del hospital, quien será el encargado de autorizar su envío a RENETSA.
Este acto aparentemente formal, en la práctica puede convertirse en una penosa espera de varios meses.
“Muchos comités se reúnen solo unas cuantas veces al año. Agregar un filtro adicional significa más tiempo, mientras el cáncer avanza sin tregua”, dijo al portal InfobaeIndyra Oropeza, presidenta de la asociación Con L de Leucemia.
«No se puede hablar de participación ciudadana si los pacientes son convocados cuando todo ya está decidido. La voz de quienes enfrentamos la enfermedad debe estar presente desde el inicio, no al final de un camino lleno de obstáculos»
Tres fases que pueden matar
Pero hay más. El reglamento también establece un esquema de evaluación en tres fases que podría ser más letal que la misma enfermedad.
En primer lugar está el valor terapéutico, que serádefinido únicamente por un equipo metodológico que puede frenar la aprobación de un medicamento, incluso si ya fue validado y aprobado en otros países.
En segundo lugar, el valor económico, donde el mismo equipo analiza la costo-efectividad e impacto fiscal, antes de considerar lo beneficioso que pueda ser para la vida de un paciente.
Y en tercer lugar, el valor social, que es donde recién se convoca a médicos y representantes de la sociedad civil. Es decir, si las dos fases anteriores fueron aprobadas.
“No se puede hablar de participación ciudadana si los pacientes son convocados cuando todo ya está decidido. La voz de quienes enfrentamos la enfermedad debe estar presente desde el inicio, no al final de un camino lleno de obstáculos”, reclama Indyra Oropeza.
Un gran peligro para los pacientes oncológicos. Ahora su vida puede depender de un trámite burocrático.





