domingo, diciembre 28, 2025
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Sin color: Festival de Primavera en un Trujillo destruido y sin autoridades

La celebración del Corso Primaveral debería ser un momento de orgullo y alegría, un símbolo de lo mejor que Trujillo tiene para ofrecer. Sin embargo, se ve empañado por la inoperancia de nuestras autoridades.

Dentro de pocas horas se llevará a cabo el tradicional Corso Primaveral, una de las actividades más esperadas del 73º Festival Internacional de Primavera, organizado por el Club de Leones de Trujillo. Este evento, que atrae a turistas y celebra la cultura local, es una inyección de color y alegría en una ciudad que, lamentablemente, enfrenta una dura realidad: el estado calamitoso de sus pistas.

Mientras los trujillanos se preparan para disfrutar del desfile, las calles están en condiciones que harían sonrojar a cualquier conductor. Los baches no son sólo un inconveniente; son auténticas trampas que amenazan la seguridad de quienes transitan por ellas. Imaginemos a un turista maravillado por la belleza del festival, pero luego tropezando con un cráter en medio de su paseo. ¿No es irónico que una celebración de la primavera se vea empañada por un paisaje urbano que parece haber sido olvidado por completo?

Y no es sólo el mal estado de las calles lo que afecta a la ciudad. Trujillo también enfrenta una ola de delincuencia que convierte la vida diaria en un verdadero desafío. Los explosivos y actos delictivos se han vuelto parte de la cotidianidad, haciendo que cada salida sea un acto de valentía. Así, los trujillanos deben decidir entre disfrutar de las festividades o arriesgarse a convertirse en víctimas de una inseguridad que acecha en cada esquina.



Las autoridades, en su aparente desconexión, parecen más interesadas en mantener las apariencias que en abordar los problemas reales. Las promesas de mejora son como fuegos artificiales: brillantes pero efímeras. Mientras la comunidad se une para celebrar, la frustración se acumula, y la ironía es palpable. ¿Cómo es posible que en medio de un festival que busca atraer turismo, las calles se encuentren en un estado tan lamentable?

La celebración del Corso Primaveral debería ser un momento de orgullo y alegría, un símbolo de lo mejor que Trujillo tiene para ofrecer. Sin embargo, se ve empañado por la inoperancia del Estado. Los trujillanos merecen más que un evento colorido; merecen un entorno seguro y accesible.

Así, mientras la ciudad brilla con los colores del festival, también es esencial que los ciudadanos levanten la voz. Trujillo no puede seguir atrapado entre la celebración y el caos. El poder seguirá ignorando lo evidente, no se comprometerá a mejorar las condiciones de vida de la poblacion. Que la alegría del festival no sea sólo un momento pasajero, sino el comienzo de un futuro donde la seguridad y el bienestar sean realmente prioridades.

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