Escribe: Robert Jara
Creo que te conocí en San Pedro de Lloc el año 2016, y desde entonces nos mantuvimos en permanente contacto.
La penúltima vez que nos encontramos fue para la Feria Del Libro de Semán en octubre de 2022; fuiste el primero en arribar, la noche anterior a la apertura, junto a Miriam López, gesto que me alentó y me subió el ánimo. Compartimos unos cafecitos pasados y unos sánguches de pavo en Briceño, en la plaza mayor, donde me obsequiaste uno de tus libros, el que deseabas que lo presentara al día siguiente.
Ya en Semán, en mi huerta, a orillas del arrozal, en la zona rural de Guadalupe, tras escuchar mi afán de descentralizar la pequeña feria, te ofreciste, sin chistar, ir a los alrededores de Semán, específicamente al Huabito. Y vaya que cumpliste, acompañado de Miriam, vestido de blanco impecable, bien a tu sombrero, luciendo tu espeso bigote al estilo Jorge Henderson; sí, porque algunos de tus amigos jurábamos entre bromas que te parecías mucho a este extinto presentador de la televisión peruana. Dejaste aleteando en la memoria el gesto de un hombre que comprendió que la palabra debe sembrarse en el llano si el anhelo es que se abra en flor, al viento.
La última vez que nos encontramos fue en noviembre de 2023, en la presentación de los libros del escritor Carlos Antinori Ascoy. Al final de la jornada literaria realizada en el colegio Santa Inés de Guadalupe, fuimos a compartir un pollito a la brasa en el Gordo´s Chicken. Y, seguramente, como aperitivo nos brindaste unas copitas de buen pisco. Quedamos vernos pronto, y, renovaste tu viejo deseo de invitar a Los Jara a tocar en alguna de las actividades que realiza la Asociación Estación de Brujos, de la cual eras su presidente; pero…
Te vas, Luciano Berger, Kichi Berger o simplemente Kichi, tras los pasos de Ántero García, entrañable escritor sampedrano, con quien compartíamos versos y sorbos de pisco, bebida que siempre cargabas en tu odre de cuero, apta para compartir con los amigos, y claro, compartíamos a raudales, también, la espirituosa cerveza. ¡Cómo no recordarlos alegres en el I Micro Encuentro literetílico BB, realizado en el restaurante Los Espinos, San Pedro de Lloc, mayo de 2017! El único requisito fue, ¡sonrían!, saber “escriber”. Quedó pendiente, por la manía aquella de postergar lo que no debe postergarse, excusados en el trabajo, la segunda edición de tan liberador evento culturoso, pero…

Te vas, hombre amante del buen escribir, hombre de palabra torrencial y descarnada, hombre comprometido con el devenir sociopolítico de tu país, ya desde la trinchera de tu propio espacio cibernético, ya desde algún circunstancial escenario o de alguna acalorada y movida sobremesa. Tu verbo era, sin duda, un dardo que desdeñaba lo políticamente correcto, el doble rasero.
Lamento, Kichi Berger, Juntador de Letras ―como solías llamarte―, haber perdido el cuadro, nacido de tu inspiración, que me obsequiaste en San Pedro de Lloc, y que quedaste darme una copia para resarcir mi pena. Lamento, también, no haber presentado tu libro en la Feria del Libro de Semán, tal como me lo pediste entre el aroma de café pasado; pues, fue imposible, ya que yo estaría pendiente de la organización, fungiría de maestro de ceremonia, y no tendría tiempo, aunque hubiera querido, para leer tu libro con tanta premura. Lamento, por último, no haber ido con Los Jara a dejar nuestro canto terrígeno en tu Lambayeque querido.
Les conté, hombre de voz estentórea, a mis hijos, de tu partida ni bien me enteré; te recuperaron inmediatamente de sus recuerdos, tras mostrarles tu foto que acompañaba a la noticia luctuosa que corría por el Facebook. ¡No! ¡Qué pena, papi! ¡Es el escritor de los bigotes gigantes¡, así dijeron, consternados, al unísono. Sucede que tú conversaste mucho con mi Bob y mi Tite; pero más con mi Tite, pues sabias ya sabías de sus inclinaciones por la pintura y el dibujo. Los tres, en complicidad con la noche malagüera, a orillas del arrozal, nos condolimos.
¡Ojalá la muerte se muriera, carajo, a ver si le gusta!, querido Kichi. Pronto, Juntador de Letras, juntaremos nuestros huesos.





