domingo, diciembre 28, 2025
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“Tierra milenaria”: un canto de amor a mis raíces

Guadalupe, histórico paraje del valle Jequetepeque, ostenta dos himnos: uno oficial o institucional, y otro que se ha impuesto a fuerza de gusto, amor e identificación. Se trata, este último, de una hermosa canción cuyo autor es Robert Jara.

He tenido el privilegio, ya sea debido al desinterés de los que me precedieron o ya sea debido al adormecimiento histórico de los mismos, de elevar a Guadalupe a la categoría de motivo musical andino; léase andino como relativo al espacio cultural.

Si bien otros le han cantado, también es cierto que no salieron del criollismo (género musical asumido sin cuestionamientos ni reparos como el único género representativo de la zona). ¿Acaso nuestros abuelos (chimúes, moches, etc.) no soplaron sus quenas y sus zampoñas, no zapatearon al ritmo de sus waynos? Esta pregunta me colocó, desde mi juventud, frente a un incómodo silencio, a un vacío histórico. ¿Cómo es que esos elementos musicales terminaron excluidos de la música guadalupana? ¿Cómo es que dimanaron siendo elementos casi exclusivos del folklore serrano?

Mi preocupación por el problema de la identidad cultural cobró firmeza y realidad con la composición de “Tierra Milenaria” (1993), cuyo título por sí solo era ya emblemático, una provocación al canon cultural, a la elite enajenada; antes de esta canción, Guadalupe siempre había sido La Cuatricentenaria Ciudad de Guadalupe.

Si bien se había vuelto tradicional llamarle a Guadalupe, La Cuatricentenaria Ciudad de Guadalupe, en clara alusión a su fundación y ascendencia españolas, era necesario aclarar a propios y foráneos que la fundación española no creó, ni inventó al hombre guadalupano; el guadalupano vivía aquí desde hace milenios vestido con sus propias tradiciones y costumbres como una comunidad de indios. La fundación española representó un simple acto formal de fundación de un pueblo que preexistía a la llegada de los españoles.  Esta pequeña comunidad prehispánica, asentada en Omnep, es la que junto con los padres agustinos se asentaría luego en Anlape, en las faldas del cerro Namul; comunidad que finalmente se asentaría en lo que hoy es la actual plaza mayor de Guadalupe. No hay que olvidar que este pueblo milenario recién adoptó el nombre de Guadalupe, el cual perdura hasta el día de hoy con leves variaciones, el año 1562, cuando la imagen de la virgen de Guadalupe arribó a estas tierras desde Extremadura, España. Es en memoria y tributo a estos abuelos prehispánicos, víctimas del olvido y/o desdén de sus propios nietos y autoridades, víctimas de una historia blanqueada, víctimas gratuitas en nombre de un abolengo hispano, que desde hace casi dos décadas y media difundo y exclamo: Guadalupe, tierra milenaria.

Los hermanos Robert y Joe Jara en plena interpretación de ‘Tierra milenaria’.

Tierra Milenaria, canción folklórica compuesta el año 1993. Primer tema en la historia musical de Guadalupe que trae de vuelta a la memoria colectiva la ascendencia prehispánica (milenaria) y la condición mestiza del hombre guadalupano, elementos culturales casi sepultados y borrados por la expresión popular, aparentemente inofensiva: La Cuatricentenaria Ciudad de Guadalupe. El título por sí solo enfrentaba a este problema; ni qué decir de la letra, el ritmo (waynonera) y la melodía.  

A paso lento, pero seguro, Tierra Milenaria se fue instalando en el imaginario colectivo como el himno folklórico de Guadalupe, como el himno alternativo (al oficial). Tierra Milenaria inicialmente fue tocada por Llakinay, un humilde grupo musical de Semán, como paliativo a la negación o resistencia de los grupos de la ciudad. Solo algunos años después, Solnakanu, que por entonces se proyectaba desde Guadalupe, se animó a tocarla; esa aventura quedó perennizada en un video que realizó el profesor Raúl Nakasone y que se difunde por Internet. El 2004, fue grabada en AIMA Studio (Argentina) por “Quiroguita”, como parte del proyecto de la Asociación Internacional de Músicos Andinos; esta versión, por su calidad de sonido, fue la que cimentó y aceleró su popularización: yo, personalmente, la difundí por la redes; también la difundió Oscar Espinoza a través de Radio G; la utilizó Laly Gálvez para realizar un video que se difunde por YouTube; la utilizó como base Manuel Álvarez Ascoy (Bambú Producciones) para realizar dos versiones no folklóricas, una de ellas interpretada por el coro “Pequeñas Voces Guadalupanas” y que se difunde por Internet. Y, sobre todo, se mantuvo vigente en el imaginario colectivo porque Los Jara (Joe Jara, Robert Jara, entre otros colaboradores) la tocaron en cada presentación, pública o privada, que tenía. Me he enterado de que se canta en algunos colegios, y que, frecuentemente, se toca en ceremonias oficiales. ¡Aquicmanam!

Acá pueden disfrutar del tema.

Estando en Puerto Rico, hurgando en la Internet, descubrí, quizá el año 2000, que Tierra Milenaria había sido traducida al Muchik. La sorpresa se agrandó cuando descubrí que el traductor era don Antonio Hermógenes Sachún Cedeño. ¿Sachún? Y, entonces, se me vino a la memoria mi profesor Sachún, de historia universal, tercer año de secundaria. Averigüé más y descubrí que el traductor y mi profesor eran la misma persona. Entonces recordé que tuve el privilegio de que me enseñara, aunque solo unos meses, debido a que justo ese año dejaba Guadalupe para irse a vivir / enseñar a Moche – Trujillo. Fue emotivo ver mi canción en el idioma extinto de los abuelos de mis abuelos: Ejep aio, rezaba bellamente el título.

¿Y por qué valoro tanto las «interpretaciones y usos» que ha tenido Tierra Milenaria? Porque han sucedido por voluntad propia y espontanea de los involucrados; es decir, no he tenido que rogar, ni implorar. Y he ahí el porqué de mi sincero agradecimiento a quienes de un modo u otro ha contribuido para que Tierra Milenaria se vaya escapando, en el buen sentido de la palabra, lentamente de mis manos y, quizá, se vuelva cierto lo que mi hermano Joe Jara me dice, medio en broma, medio en serio: Robert, Tierra milenaria ya no es tuya, es del pueblo. 

Trujillo, setiembre de 2018

 

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