Escribe: Eliana Pérez Barrenechea
Es 1 de mayo, otrora fecha de reivindicaciones de movimientos obreros que denunciaban la explotación laboral y luchaban por la superación del sistema capitalista. Ahora es una fecha edulcorada por el sistema, que celebra el trabajo, en un cambio total del sentido, una propuesta patética para una realidad como la nuestra, donde 7 de cada 10 empleos son informales, o sea precarios.
Vaciar el contenido político del 1 de mayo es un logro del neoliberalismo para mantener la explotación capitalista. Las reflexiones de Mark Fisher sobre el realismo capitalista son un gran aporte para comprender “el deterioro de la conciencia de la clase trabajadora” que nos ha llevado a la situación actual de aceptar la ilusión del trabajo digno (incluso movilizarnos en torno a ello), conformarnos con trabajos de subsistencia y hasta sumarnos entusiastas a la falsa alternativa del emprendedurismo.
¿Seremos capaces de luchar por la construcción de un mundo nuevo y sorprendente, dejando de preservar identidades formadas y distorsionadas por el capital, como lo plantea Fisher?
¿Cómo recuperar la conciencia y dejar de ser ese zombie que no busca alternativas? Podríamos empezar poniendo en debate qué es el trabajo y cómo mantiene el sistema, ya sea porque permite el círculo vicioso de explotar-producir-consumir o porque ha organizado nuestra existencia en torno a la reproducción del capital en detrimento de la vida.
Resulta descabellado el llamado a rechazar el trabajo y salirnos de los márgenes de la normalidad capitalista depredadora, pero si no somos capaces de imaginar otras formas de organizar nuestras vidas que no sea en torno al trabajo y a la familia, esto es: superar el realismo capitalista y el realismo doméstico que señala la filósofa feminista Helen Hester; entonces, el pesimismo del “no hay alternativa” habrá cumplido su papel de derrotarnos.
Este contexto de crisis es una oportunidad para exhibir las incoherencias y los mitos que sostienen al sistema. ¿Seremos capaces de luchar por la construcción de un mundo nuevo y sorprendente, dejando de preservar identidades formadas y distorsionadas por el capital, como lo plantea Fisher?
Sí, debemos hacerlo. Busquemos alternativas.
