Seguramente, doña Dina Boluarte sentía vergüenza de que, mientras ella se compra relojes Rolex, la pobreza extrema en el Perú subió a 5,7% en el primer año de su gobierno y supera a niveles de pandemia. Por eso quiso que se oculten las cifras.
Mientras la doña buscaba un buen cirujano plástico que borre de su cara (dura) el inevitable paso de los años, las cifras estallaban: 9 millones 780 mil peruanos son pobres (29%) y casi 2 millones de personas enfrentan una condición extrema.
Habla un entendido
El ex ministro de economía, Alonso Segura, en entrevista para El Comercio, sostuvo que está profundamente decepcionado con el pésimo manejo del gobierno. En tres palabras define al gobierno de Dina Boluarte en materia económica: oportunismo, clientelismo y sobrevivencia.
Segura afirma que lo que hubo en el Perú no fue un milagro económico, sino un período de reformas estructurales, acompañado de políticas macroeconómicas sólidas y condiciones externas extraordinariamente buenas. Y que hoy se perdió control de una clase política que, desde el Legislativo y, lamentablemente, desde el Ejecutivo, privilegia el clientelismo y el oportunismo.
Lo que más le preocupa al ex ministro del gobierno de Ollanta Humala, es la penetración de intereses ilegales y hasta delictivos en distintos estamentos del Estado sin pudor alguno. «El Estado está siendo capturado y eso debería alarmarnos a todos», afirma.
¿Hay salidas a esta crisis?
Alonso Segura alerta que si no conseguimos revertir la caída en la capacidad de crecimiento de mediano plazo, que ya se encuentra en alrededor de 2,5%, la pobreza se va a quedar allí o incluso podría seguir subiendo.
«El Estado está siendo capturado y eso debería alarmarnos a todos»
Sostiene que grandes reformas posiblemente no habrá, pero sí se pueden impulsar mejoras regulatorias y en trámites que “limpien la cancha” a la inversión privada y a la conducción de actividades empresariales.
Y sobre el aspecto político plantea que, o se presentan opciones distintas con propuestas sensatas y candidatos limpios, o la situación seguirá empeorando.
Segura es enfático en criticar a quienes plantean reducir al Estado a su mínima expresión y a los que creen que el Estado debe hacerlo todo. «No hay un tamaño óptimo de Estado, pero sí se necesita que funcione, que garantice servicios básicos y regule lo que toque regular. En el Perú estamos yendo en dirección contraria», afirma.