jueves, noviembre 21, 2024
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Con tufo a mercurio

El uso de empastes dentales con amalgamas, tan usados para la curación de las caries, son puestos bajo la lupa debido a su alto contenido de mercurio. En Europa ya se está viendo esto. ¿Y en nuestro país?

Escribe: Fernando Zárate

Me alisto para atender al siguiente paciente. El instrumental está en posición y el material también. Miguel, seguidor confeso de la «onda natural» ha decidido cambiar las curaciones oscuras de sus dientes por otras que pasen desapercibidas cuando sonríe. «Esos metales, doctor, me dan dolores de rodilla», me dice, mientras flexiona varias veces su pierna sobre el sillón.

Sus argumentos me provocan una breve sonrisa bajo la mascarilla, y asiento con la cabeza como dando conformidad a cada palabra que me dice. En el fondo no está lejos de la verdad. Todo está relacionado y en las formas menos pensadas. En una hora, su vida seguirá su curso, pero sin plata y mercurio; y quién sabe, con nuevos estudios, se sabrá que hizo lo correcto.

Hasta la aparición de los empastes de color similar al diente (resinas) para la restauración de las piezas dañadas por caries, la amalgama de plata era el material restaurador de elección casi en el 100% de los casos. Pero tenía dos puntos débiles: la falta de estética en el resultado final de la curación y la presencia de mercurio en su composición, además de otros metales.

¿Cuál es la composición una amalgama dental?

Una amalgama está compuesta por plata, estaño, cobre y una pequeña cantidad de zinc. A todo esto se adiciona el mercurio (un 50% del volumen total). Este último metal de alta toxicidad representa entre 120 y 570 mg por cada empaste de amalgama, siendo una cantidad significativa para generar problemas de salud en un futuro.



La OMS indica que deben eliminarse progresivamente el uso de productos no esenciales que contengan mercurio e implantar métodos seguros de manipulación, uso y eliminación de los restantes productos con mercurio, y en esta relación incluye a los empastes dentales realizados con amalgamas.

El pasado 10 de abril en el Pleno del Parlamento Europeo se votó la revisión del Reglamento sobre el mercurio. En este documento se elimina progresivamente el uso de amalgamas dentales en la Unión Europea a partir del 1 de enero de 2025 y en el caso de España, es posible una excepción hasta el 30 de junio de 2026.

En Perú, las posturas acerca del uso de amalgamas están divididas. Quienes la defienden, valoran su comprobada resistencia y duración. Aquellos que la condenan, ponen al mercurio como la oveja negra, como el sujeto de la hoz larga y siniestra. «En tiempos de información globalizada, no se puede seguir usando», sostienen.

Ni el Ministerio de Salud, menos aún el Colegio Odontológico del Perú han tocado el tema. El Ministerio del Ambiente ha sido el único que hace ya casi 5 años promovió la reducción del uso de amalgamas dentales elaboradas con componentes de mercurio. En aquel tiempo, la directora general de Calidad Ambiental, sostuvo que dicho metal puede ocasionar graves problemas al sistema nervioso inmunitario, aparato digestivo, ojos, piel y pulmones.

Lo que está ocurriendo en Europa debe marcar un precedente para tomar medidas al respecto. Noruega, Dinamarca y Suecia prohibieron su uso desde el 2008. De hecho, llegarán cada vez más estudios contundentes acerca del tema. Tal vez Miguel tenga razón acerca de su rodilla, el tiempo lo dirá. Por lo pronto vamos a cambiar sus amalgamas.


(*) Fernando Zárate es odontólogo egresado de la Universidad Nacional de Trujillo. Es asesor académico en Cortex. Conductor en programadas de salud de radio y medios digitales. Es docente de pregrado y posgrado. Gestor de servicios de salud. Comprometido con la promoción social de la salud oral.

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