jueves, noviembre 21, 2024
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La verdad incómoda de Trujillo

¿Trujillo es la segunda urbe del país, como muchas veces se proclama desde esta ciudad? El atraso en que se ha sumergido desde hace años, sin obras de infraestructura con real envergadura e impacto, nos da quizás la respuesta que no queremos aceptar.

Escribe: Ángel Caballero

En Trujillo se gestó la independencia del Perú, pero, hasta el día de hoy, ni Trujillo ni la región logran desprenderse del atraso en que se encuentra por décadas. Hemos visto pasar gestiones, partidos y autoridades; sin embargo, nuestra ciudad sigue presentando los mismos problemas y carencias, a pesar de que contamos con un gran presupuesto y, sobre todo, con una nutrida lista de grandes proyectos que nos han dejado los incontables estudios realizados por consultoras extranjeras.

Salvo por unas cuantas obras realizadas que “maquillan” el estado real de la ciudad, Trujillo no demuestra ser lo que tanto se dice de ella: una linda ciudad y la segunda urbe del país. En infraestructura estamos jalados, seguridad ciudadana no llegamos ni al sustitutorio, en civismo nunca llegamos a clase y no es prudente mencionar las otras materias para no sufrir una indigestión.

Durante las diversas campañas electorales, los candidatos anuncian con “bombos y platillos” una serie de proyectos que, aunque duela decirlo, son inviables o solo son mencionados para llamar la atención del electorado. Desde intercambios viales, un nuevo estadio y hasta una eventual vía expresa, hemos podido escuchar como grandes promesas de campaña.

Del mismo modo, el estado de las vías de la ciudad es calamitoso, los conductores tienen que sortear los “huecos” de las pistas para no deteriorar su vehículo y generar un gasto extra de mantenimiento y reparación. Además, existen ciertas intersecciones que podrían ser intercambios viales para aligerar el tráfico y evitar los incómodos semáforos. Asimismo, por qué no soñar con que las avenidas Nicolás de Piérola y Condorcanqui puedan ser la gran vía expresa trujillana, aunque para ello es necesario el cambio integral de la red de agua y alcantarillado de nuestra urbe metropolitana.

Por otro lado, para ello se requiere que los funcionarios y servidores públicos tengan la sapiencia técnica y capacidad obligatoria para la elaboración de expedientes y perfiles para los proyectos que son realmente necesarios para el desarrollo urbano de Trujillo, y así, de esta manera, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. En efecto, al revisar el portal de transparencia del MEF, se señala que el GORE alcanza tan solo el 18.8% de avance de proyectos y ni que decir de ejecución. Mientras tanto, la alcaldía provincial logra un lamentable 22.2% de avance en proyectos y obras públicas.



Si estas cifras se mantienen durante este 2024, sin duda alguna, será otro año más perdido. Por más que las autoridades actuales anuncien que grandes proyectos se vienen gestando y gestionando, no vemos nada palpable ni maquinaria alguna en movimiento. Exhibiendo renders y vistas 3D a cada rato no se genera desarrollo, el ciudadano requiere acceso a servicios básicos, a una buena pista, que su vereda esté en condiciones aceptables, un transporte público eficiente, equipamiento adecuado y, sobre todo, que sus autoridades le garanticen una real seguridad humana, no tan solo ciudadana.

Asimismo, vale mencionar que las gestiones y partidos no han sido los adecuados para nuestra ciudad, todo proyecto y obra son “filtrados” para ver qué beneficio le genera al partido de turno y qué tajada le corresponde a cada mano por el cual pasó dicho expediente. La corrupción también es nuestra gran piedra en el zapato que nos impide avanzar como deberíamos.

Trujillo ya no es la ciudad pequeña de hace décadas, nuestra ciudad pide a gritos proyectos de envergadura como un tren ligero, vías expresas, intercambios viales, sistema de buses de tránsito rápido, transporte público en óptimas condiciones, calles y avenidas sin los famosos “baches” y bien iluminadas, centros de salud y hospitales debidamente implementados y equipados, sus áreas verdes cuidadas, un efectivo plan de limpieza pública y, especialmente, un plan bien pensado de seguridad ciudadana.

En conclusión, mientras no tengamos en los cargos a las autoridades idóneas y sigamos eligiendo a los partidos y candidatos de siempre, Trujillo seguirá hundido en su subdesarrollo, viendo cómo ciudades como Piura, Chiclayo, Cusco le pisan los talones en temas de infraestructura y, sin darnos cuenta, en algún día, perderemos el rótulo de “ciudad eje del norte peruano”. Aún estamos a tiempo trujillanos, miremos cómo están avanzando el resto de ciudades del norte, no nos durmamos en nuestros “laureles”.

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