sábado, noviembre 23, 2024
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La premiada fotografía que fue clave para la condena de un policía por las muertes en Chao

Hace pocos días, el suboficial PNP Víctor Bueno fue condenado a 12 años de cárcel por el homicidio contra dos manifestantes en el paro agrario realizado en Chao, en el 2020. Una fotografía del periodista Iván Orbegoso fue crucial. Aquí te contamos la historia.

Escribe: Jorge Tume

El Poder Judicial sentenció a 12 años de pena privativa de libertad al suboficial PNP Víctor G. Bueno A., acusado por el delito de homicidio simple, en agravio de Reynaldo Raúl Reyes Ulloa y el menor de edad K. M. R. C.

Según la tesis fiscal, el 30 de diciembre de 2020, Víctor Bueno, junto a otros cuatro efectivos, fue enviado a relevar a un grupo de policías en el distrito de Chao, donde se desarrollaba un paro de trabajadores agrarios.

El policía en mención, recibió la orden superior de no retirar armamento del Estado; sin embargo, optó por llevar un arma de uso particular. Al llegar al lugar de los hechos, un oficial de la Policía le ordenó bajar del vehículo en el que se trasladaba, para brindar apoyo a los uniformados que se encontraban controlando los disturbios. Bueno realizó cinco disparos que impactaron en las dos víctimas, causándoles la muerte.

Aquel 30 de diciembre, el fotoperiodista Iván Orbegoso había ido a cubrir los hechos para el diario en el que trabajaba: La Industria. Llegó a la bajada de San José, en plena Panamericana Norte, y se ubicó al costado de unas chacras. El paro estaba en todo su apogeo.

Tras varios minutos de enfrentamientos, los ánimos se calentaron y las agresiones comenzaron a ser más fuertes de ambas partes: bombas lacrimógenas, piedras, avellanas, palos. En ese escenario, el agente Víctor Bueno Alva, vestido de civil, sacó su arma y disparó contra los manifestantes.

Iván se percató del hecho luego de escuchar el primer disparo. Giró e inmediatamente identificó al autor de la detonación, pues estaba muy cerca de él. Lo vio con el arma que recién acababa de usar.

A los pocos segundos, el policía volvió a disparar. Y el fotoperiodista también, pero con su cámara fotográfica. De esa escena, Iván captó 9 fotos, pero solo en una aparecía el casquillo de la bala. Esa fue la foto que dio la vuelta al mundo.

La fotografía de Iván Orbegoso, ganadora del Gran Premio Nacional de Periodismo.

La fotografía de Iván Orbegoso fue portada en la gran mayoría de diarios nacionales. No solo es una buena fotografía, sino que encierra muchos significados: la buena mirada del fotógrafo, la osadía y temeridad de su trabajo, el sentido de oportunidad y el compromiso con la profesión.

Pero, también, la foto es la prueba fehaciente de que el policía cometió un delito. En ella se le ve sosteniendo el arma con la mano izquierda y disparando con la derecha. Lleva puesta una mascarilla negra y hay frialdad en su mirada. Un casquillo cae por el costado izquierdo, como cruel anuncio de la muerte que vendría después.

Hoy, el fotoperiodista rememora esos momentos. Le cuenta a Conexión Norte que, más que difícil, fue un momento de mucha tensión, adrenalina, de decisiones, y, sobre todo, de mucho peligro.

«Ahora, luego que han pasado varios años, he revisado las fotos con más calma y me doy cuenta que no solo puse en riesgo mi integridad física, sino, también, mi propia vida», nos dice y de él brota un suspiro.

En las otras fotos que Iván hizo aquel día, hay un detalle: el agente que le hacía escudo a Bueno, mientras este disparaba, se dio cuenta de los disparos de la cámara. «Pienso que me salvé de milagro, tranquilamente el policía me disparaba y no hubiese pasado nada», reflexiona.

Meses después, el trabajo arriesgado de Iván Orbegoso dio un buen resultado: el Gran Premio Nacional de Periodismo. Un premio que todo periodista anhela. La consagración y el reconocimiento a la importancia de la profesión.

Iván Orbegoso también es un apasionado cultor de la street photography o fotografía de calle.

Profesionalmente, la foto, además de los premios y el reconocimiento que recibió, a Iván le abrió muchas puertas, tanto en lo académico como en lo laboral. Se volvió más conocido y otros profesionales de la imagen, de distintas latitudes, voltearon a ver su trabajo. Porque no solo hace fotoperiodismo, sino también street photography o fotografía de calle.

Pero no solo le dio alegrías, también llegaron los problemas. El primero de ellos: recibir amenazas vía redes sociales. Luego, lo que era previsible. La Policía averiguó dónde vivía y trabajaba. De un momento a otro, amanecía y ya tenía a los policías tocándole la puerta de su casa, con la excusa de conocer su declaración, ya que, supuestamente, había sido testigo de un crimen. Un abogado de la Asociación Nacional de Periodistas le dijo que eso debían hacerlo mediante un documento y no como ellos pretendían.

Durante el proceso lo citaron a declarar dos veces. Incluso, tuvo que entregar parte del archivo fotográfico (escena del disparo) lacrado, ya que eso era una evidencia clave para la fiscalía.

El fotoperiodista no está muy conforme con el fallo del Poder Judicial. «Sinceramente, creo que la pena que recibió el policía ha sido muy baja. Lo digo por todo lo que vi: escenas de dolor, de llanto, de injusticia. Yo tengo fotos de los familiares de las víctimas desmayándose durante el velorio. Imposible no conmoverse, sobre todo, porque murieron de esa manera, solo por salir a reclamar sus derechos», dice.

Siente mucha pena por las víctimas. Y aquí deja de ser solo periodista para mostrarnos su calidad humana. «Miller fue un adolescente con sueños de estudiar, y Reynaldo Reyes dejó una pequeña niña huérfana; así que, para mí, si bien ha recibido una condena, considero que 12 años es un regalo. Son dos vidas y, supuestamente, es homicidio», se indigna.

Sin embargo, también imagina que esta condena judicial, de una u otra manera, alivia el dolor de los familiares de las víctimas. «Me siento contento de que gracias a esta foto ellos hayan conseguido algo de justicia», dice con convicción el valiente fotoperiodista que llevó al extremo su profesión y cuyo centro de trabajo, en vez de premiarlo, lo despidió. Gajes del oficio.

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