domingo, noviembre 24, 2024
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Hora de leer: Tres poemas del escritor Robert Jara

Robert Jara es un poeta enamorado de la tierra milenaria. Nació en Guadalupe (La Libertad), pero lleva a Semán en los huesos. Su poesía tiene las huellas del terruño, de la niñez, de la añoranza. Es, también, un cantautor que le ha compuesto el segundo himno a Guadalupe.

¿Mamá
cómo es
que con tus ollitas de juguete
siempre nos hiciste pachamanca?

Mamá, por fa’,
ve despacito
no aprontes tu misa de cuerpo ausente

Mamá
no insistas
jamás comeré el último arrocito de tus manos

Cabecean los gallos, de pie, en el horcón del chamizo. La ollita de barro es vaho de comida. Mamá atiza la candela, la sangre. Papá, en su adobe, en su nuca, chaccha y afila su pala. Tejen y destejen memorias. Con su cuchara de palo, mamá, prueba la sazón colectiva.

La olla queda grande, muy grande; pero ya no conmueve. Comemos nomás arrocito que humea. Leves sonrisas a lejos se cuelan.

Junto al candil, en adobes, en pacas, en lo que se pueda, nos juntamos y desfilan la chacra, los muertos, la era chupada, la cosecha ilusoria, el nadie sabe para quién trabaja. El silencio suda demasiado. Mamá ronca, y pienso en lo mucho que ha muerto mientras juguetea la noche en la calle.

El gallo negro canta su hombría… recuerdo que de niño preguntábale a mamá si el gallo era negro debido al humo de la cocina: cojudito, el gallo es negro de pena.

5 a.m.: los candiles pierden su encanto nocturno.

HOY HE VISTO ESA PIEDRA, VIEJO, donde te sentabas a rumiar tus tardes poco antes de doblarte y doblarnos. La vi con ojos antiguos tras un mar de arcoíricos recuerdos.

Hoy su silencio desfallece al murmullo inacabable de los hombres que chacchan al otro lado de tu ventana, junto al adobe de barro telarañado, donde la risa ayer se desgranaba al compás de tu voz, al compás de nuestras quenas y zampoñas. La guitara, ¡ay¡, de cuerdas umbilicales.

¡Canta, Jarita, canta! Y tu voz se montaba al aroma del lúpulo quebrado y se burlaba de la piedra y su silencio, el cual hoy dictadoramente se ha instalado en tu rostro de niño, al otro lado de tu ventana vaporosa de tanta agua bendita y tanto ojo consanguíneo.

Mientras tanto la negra, que me consolaba: el gallo, cojudito, es negro de pena, ¿recuerdas?, más negra que nunca, se columpia de su rosario, más querendona que nunca, sobre la tierra que indolente te reclama.

Ay, burrito cojo:

¡Ojalá un día la muerte se muriera, carajo, a ver si le gusta!

Robert Jara Vélez
Nació en Guadalupe, en 1969. Es Físico Matemático por la Universidad Nacional de Trujillo. Ha hecho estudios de postgrado en Puerto Rico. Además, es músico y cantautor, con varias canciones de su creación. Trabaja por el rescate y revaloración de la identidad cultural guadalupana. Ha publicado los libros de poesía «Nostalgia de barro» y «Airport». En narrativa, «El cazador de pavos», el libro de cuentos colectivo «A orillas del arrozal» y un curioso hallazgo: «Manual del buen borracho».

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