La delincuencia no perdona nada. Ya no solo son inseguras las ciudades, ahora hasta el mar es escenario de violencia.
En la costa del norte peruano, la delincuencia está llegando a niveles alarmantes, afectando a los pescadores artesanales, quienes enfrentan dos amenazas: los asaltos en altamar y las extorsiones.
Hace pocos días ocurrió la desaparición de cuatro pescadores en Tumbes. Su embarcación llamada Ángel de la Luz II fuera atacada por presuntos piratas. Este caso destapó la situación de violencia que enfrentan los pescadores, no solo de Tumbes sino de otros puertos y caletas de nuestra costa.
Los asaltos en altamar están a la orden del día. Delincuentes provenientes de Ecuador, atacan las embarcaciones para apoderarse de los equipos de pesca y las capturas del día.
Pagas o pagas
Otro flagelo son las extorsiones. Se dice que los delincuentes piden 400 soles diarios a los que reciben mercadería en el mar.
El exdirector de la Policía Nacional del Perú, general en retiro Eduardo Pérez Rocha, dijo en RPP que los delincuentes realizan un análisis previo para identificar oportunidades de obtener dinero ilícito. Según sus estimaciones, las extorsiones a pescadores podrían generar ingresos de hasta 18 millones 800 mil soles a nivel nacional.
Pérez Rocha sostiene que los pescadores se han convertido en un blanco fácil para los delincuentes debido a la falta de medidas de seguridad efectivas en altamar y en los puertos.
Representantes de las caletas de Canoas de Punta Sal, Zorritos, Acapulco y Puerto Pizarro han manifestado su preocupación por la presencia de embarcaciones sospechosas y por la inacción de las instituciones encargadas de velar por su seguridad.
Según Gregorio Chunga Pasos, representante de los pescadores de Canoas de Punta Sal, los pescadores de diferentes caletas ya han reportado intervenciones de supuestos piratas en altamar y solicitado mayor presencia de patrullas. Sin embargo, sostiene que se contactaron con la capitanía de puerto, pero no han recibido respuesta.