Escribe: Eduardo Zafra
El día que Mario Vargas Llosa conoció a su prima Patricia Llosa, 10 años menor que él, supo que estaba perdidamente enamorado, tanto, que inspirado en el día que la conoció escribió un poema que después le dedicaría en persona.
Nadie se imaginaría que tiempo después y tras un matrimonio fallido con su tía política, Julia Urquidi, Mario Vargas Llosa acabaría casándose con su prima, Patricia Llosa, desencadenando una eterna envidia entre la tía Julia y la prima Patricia.
Años después de su matrimonio con Patricia (al que por cierto acudieron grandes intelectuales de la época, como Augusto Salazar Bondy) y habiendo tenido a Álvaro Vargas Llosa, el matrimonio decidió abandonar Barcelona, donde residían, para volver a Lima. Viajaron en barco, en un largo recorrido de casi 2 meses, no sin antes visitar a sus amigos Gabriel y Mercedes García Márquez quienes fueron a despedirlos al puerto de donde zarparon.

La trampa del amor
Vargas Llosa, quien para entonces ya era un escritor consagrado, no tardó en caer en la tentación donjuanesca. En el mismo barco conoció a la modelo peruana Susana Diez Canseco y se aventuró a una relación clandestina. Se dice que esta modelo inspiró el libro “Las Travesuras de la Niña Mala”.
Al desembarcar en Lima, Vargas Llosa confesaría sus amoríos clandestinos, pidiéndole el divorcio a Patricia para poder vivir junto a Susana Diez Canseco.
Durante el tiempo de separación, Patricia Llosa acudió a sus únicos amigos en España, necesitaba relajarse y olvidarse un poco de Mario; por eso, no dudó en llamar al matrimonio García Márquez quienes le ofrecieron unas vacaciones pagadas en España junto a ellos.
Ya en Europa, Patricia tuvo que adaptarse al ritmo de vida de los García Márquez, quienes pese a su edad disfrutaban de ir juntos a bares y discotecas.
Fue precisamente en una de esas charlas de bar, que Gabriel García Márquez, gran compadre de Vargas Llosa, le confesaría a Patricia los múltiples amoríos que Varguitas había tenido con prostitutas, en los lugares a los que viajaba invitado como escritor y en los que García Márquez estaba presente.

¿Otra vez la trampa del amor?
Un día antes de regresar a Lima, el matrimonio García Márquez y Patricia Llosa decidieron salir a una discoteca por última vez. Bailaron, bebieron champán y cantaron casi toda la noche. Fue tanta la euforia, que Mercedes, esposa de Gabriel, tuvo que retirarse dejando a su esposo y a Patricia solos.
Al llegar el día, y ante la inevitable partida de Patricia Llosa, García Márquez decidió acompañarla en su BMW deportivo al aeropuerto; sin embargo, Patricia movida por el alcohol y la intimidad del momento, decidió no viajar y en su lugar acudir junto con Gabriel García Márquez a un hotel cerca de la carretera que conduce al aeropuerto.
La relación entre Mario Vargas Llosa y Susana Diez Canseco fracasó al descubrir ella al escritor teniendo amoríos con otra mujer. Derrotado y arrepentido, Vargas Llosa volvió donde Patricia para pedirle perdón de rodillas y jurarle una vida juntos. Patricia, muerta de cólera y celos, le confesó todo lo que había pasado con el Gabo, desde la noche del hotel hasta las confesiones de bar.
Patricia le contó todo a un enardecido Vargas Llosa que juró vengarse de su, luego, ex compadre Gabriel García Márquez. La venganza fue un certero puñetazo que noqueó a García Márquez, le dejó un ojo morado y puso fin a su amistad. “Esto es por lo que le hiciste a Patricia”, dijo un iracundo Vargas Llosa antes de descargar su furia. Era el 12 de febrero de 1976, durante el estreno del documental Odisea de los Andes, en un teatro de Ciudad de México.
Esta es una versión de la causa del famoso puñetazo entre los gigantes del Boom Latinoamericano. Nunca sabremos si realmente fue así porque los dos protagonistas ya moran en la eternidad.