Escribe: Luis Vega
Atribuyo el éxito de la saga Alien a dos únicos factores: el desquiciado arte de HR Giger y el heroísmo de Ellen Ripley. Estos no conviven en su máxima expresión en ninguna película: Ripley en la original aún es un personaje incompleto y la secuela de Cameron priva a los monstruos de mucho de su horripilante atractivo; las siguientes películas exploran con mayor o menor tino su inquietante universo, pero la ausencia de otro protagonista notable es perenne.
Romulus tal vez constituya el mejor intento de alcanzar dicho potencial, pese a que se quede a medio camino. La película de Fede Álvarez tiene importantes aciertos: reafirma el lugar del xenomorfo como la criatura más aterradora del cine; los efectos visuales son impresionantes, una novedad en el cine moderno; la trama nunca se detiene y logra reinventarse hasta el último acto.
Sin embargo, el nivel emotivo/humano continúa siendo el punto flaco: el personaje Spaeny (cuyo nombre olvidé tan pronto salí de la sala) falla en emular a la guerrera de Sigourney Weaver y solo el androide ofrece cierto interés (en gran parte debido al buen trabajo de su intérprete). Los demás protagonistas son sombras sin personalidad que ya hemos visto decenas de veces.
Alien: Romulus, igual sus predecesoras, se queda lejos de la excelencia, pero al menos constituye una esfuerzo lo suficientemente atrevido para ser recomendable.
[Calificación: 6/10]
