domingo, diciembre 28, 2025
Buen Par, el podcast de Conexión Norte

Clase uno

Poeta, músico y docente. El autor de esta columna nos comparte su particular mirada en torno a cada clase de literatura que ha emprendido. Entre las reflexiones de los estudiantes y las del propio profesor, estas son sus líneas.

He vuelto a la Literatura, como un perro al que desollaron el lomo a mordedura limpia en una gresca de jauría. Cerbero devorando en sus fauces al enjuto glotón de libros.

La literatura como una versificación jónica, un cuento de Akutagawa o una tragedia Isabelina, es sangrienta. No hay albas ni horizontes púrpuras en la cotidianidad de su hartazgo… rojas, violetas, oscuras noches del alma.

Amarla implica como todo amor desposeerse y potenciar el dolor anticipado de que todo es vano cuando se lo retiene, es decir; la herida del amor está antes que la cicatriz. Uno no ama para curar, sino para herirse, la autolesión es el nuevo género adorado por el mercado libresco: la autobiografía.

Para no ahondarme, porque detesto los monólogos interiores del drama o la tragedia sobremanera, el libre fluir de la conciencia, antes que el soliloquio. En el nuevo ciclo tenía que abordar “Teoría literaria”, empecé diciéndole a los chicos, que todo método implica una cientificación del objeto estudiado, prestar el sistema que va desde la observación hasta la experimentación y de esta a la validación; bueno, que al arte deja de serlo para contentar a la teoría que lo mantiene económicamente , sino cómo se explicaría el por art , que presta más atención a la derivación abstracta de su trama inoperante o de simbología medieval con patrones de Corel drawn y ahora I A, antes que a la revisión de su teckné como producto siquiera de una mímesis platónica.



Solo cavilé; pedí pensáramos, que todos éramos artistas consumados en diversas disciplinas: músicos, pintores, poetas y así … definan y debatan el arte:

En los músicos, verbigracia; uno defendió a ultranza lo clásico épico de Wagner, lo melódico triste y creativo de Mozart; otro lo rítmico y masivo del rock, desde el blues hasta el heavy metal; los más intrépidos abordaron el rap o canto urbano, en defensa de la poesía de su letra indicando como ícono en español a Cancerbero.

En fin, nadie se puso de acuerdo, y por consenso el arte tal cual en los griegos siguió siendo o inspiración divina como en el Ion o una técnica aprendida para su reproducción desde la Poética. “El arte es arte y punto, puro devaneo subjetivo” se relajó uno. Este va a letras, supuse.

¿Qué es el arte? Queridos alumnos, que escuchan la clase de un profesor aturdido por tanto ruido de aquí y de allá ¿Quién resistirá cuando el arte ataque? Cantemos, que es lo mejor para aprender de ritmo y rima de lo lírico, épico y dramático… cantemos junto a Spinetta y Fito Páez. Todos se rieron.

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