Escribe: Eliana Pérez Barrenechea
Tras el atentado criminal contra la sede del Ministerio Público en Trujillo, diferentes autoridades han armado el show para las cámaras, fingiendo indignación y preocupación, cuando en realidad son las responsables de la crisis de inseguridad, al ser parte del pacto que cogobierna a favor del crimen organizado y de sus propios intereses.
Mención especial merecen tres actores políticos por su nivel de cinismo: el gobernador de La Libertad y líder de APP César Acuña, el congresista Diego Bazán y el ministro del Interior Juan José Santiváñez. A pesar que en otras ocasiones los hemos visto en Trujillo respaldándose y sobándose las espaldas, cuando no había nada de qué felicitarse, ahora han salido sin una pizca de vergüenza a “indignarse” y a ofrecer salidas populistas que no solucionarán nada, porque no tocarán sus leyes procrimen, y tampoco a las organizaciones criminales, ni a las de los stickers, ni a las de los curules y el gabinete.
Acuña cogobierna con Dina Boluarte y, por tanto, es responsable de este gobierno del hampa y de mantener a Santiváñez como ministro, sin importar su incapacidad, siempre que siga instrumentalizando a la Policía para blindar a los Boluarte y a sus aliados.
Bazán, al igual que todos los congresistas de La Libertad, votaron por leyes que favorecen la minería ilegal, como la ampliación del Reinfo, entre otras. Su bancada Renovación Popular es parte de la alianza congresal que ha empoderado a las mafias delincuenciales con leyes que les permiten actuar impunemente e imponer su poder ante la ciudadanía y ante instituciones como el Ministerio Público.
Acuña, Bazán y Santiváñez son los operadores del pacto burdelesco entre las mafias políticas y las mafias sicariales. Su nivel de cinismo frente a una sociedad atemorizada es repugnante.
Santiváñez, el mitómano partidario de los estados de emergencia inútiles, es quien lidera una campaña de desprestigio contra la Fiscalía que lo investiga junto a su jefa que finge ser presidenta. Si sigue en el cargo es porque las organizaciones de sus amigos de APP, Renovación Popular y el fujimorismo lo han salvado de la censura. A cambio cede a los caprichos de Acuña de ampliar la emergencia que le da luz verde para gastar presupuesto con mínimo control.
Como ven, todos ganan.
Acuña, Bazán y Santiváñez representan la podredumbre del sistema político actual, son los operadores del pacto burdelesco entre las mafias políticas y las mafias sicariales. Su nivel de cinismo frente a una sociedad atemorizada es repugnante. Las medidas populistas que han anunciado son infructuosas como la militarización de las calles, la ley de terrorismo urbano, más presupuesto para las arcas policiales y militares, etc. Pero ninguna medida que toque un pelo al sistema corrupto instalado en las instituciones, porque son parte de ello.
Ninguna expectativa en este gobierno. Boluarte está en Suiza, complaciendo a los testigos de los casos “Rólex” y “Cofre” a los que llevó, mientras las manos que mecen la cuna, se encargarán de que los escándalos de audios, asesinatos de testigos y atentados a instituciones públicas no les mueva las fichas.
¿No creen que ya es tiempo que el miedo cambie de bando?