Escribe: Jorge Tume
Cerca de las once de la noche de ayer 21 de febrero, a pocas horas del colapso del techo del Centro Comercial Real Plaza de Trujillo, la familia de Harumi Carbajal Velásquez lanzó una alerta desesperada. La administradora de 21 años había ido, junto a su enamorado, al lugar fatal.
Un resquicio de esperanza los acompañaba. Tenían la corazonada de que la iban a encontrar con vida.
Una prima de Harumi narró su drama. Dice que llamó a su teléfono y le contestó otra persona diciéndole que estaba muerta. “Hemos llamado al teléfono de mi prima y lo tiene un señor, dice que con características de mi prima está fallecida, ella y su enamorado. Ya no nos ha vuelto a contestar porque el señor también estaba buscando a su menor hijo”, contó.
Inmediatamente fueron al hospital Regional, al hospital Belén, y a la clínica San Pablo, pero no recibían ninguna noticia.
“Toda mi familia ha venido, no nos dejan entrar, no nos dan razón de nada, no ha salido un representante del Real Plaza a decir algo. Estamos a la espera que nos manden señales. Yo creo que mi prima está con vida, y ni siquiera le podemos brindar los primeros auxilios ni llevarla a un hospital”, dijo la angustiada prima.
Lamentablemente, hoy, a través de redes sociales, la familia confirmó que Harumi fue encontrada sin vida en medio de los escombros. Su enamorado fue rescatado la noche del viernes, pero tuvieron que amputarle una pierna para poder salvarlo.
La familia acusa negligencia pues, según dicen, murió desangrada del brazo derecho.
Lamentablemente, mientras sus familiares los buscaban, desesperados, ellos habían estado bajos los escombros. Los encontraron sin vida.
El policía que estaba de franco
Horas antes de la funesta noticia, entre las decenas de personas que aguardaban en los exteriores del Real Plaza, la hermana de Daniela de la Cruz Ramos clamaba por alguna noticia de ella, su cuñado y su sobrina de 2 años. Nadie le daba razón.
La madre estaba segura que su hija Daniela, junto a su esposo y su hija, estaban en el fatídico lugar, pues minutos antes del colapso del techo, había recibido una fotografía de ellos compartiendo. Además, un primo de Daniela, que salía del centro comercial, los vio entrar.
Aun así, mantenían la esperanza de encontrarlos con vida. A pesar de que no volvían a casa y sus celulares estaban apagados. Y es que habían recorrido diversos hospitales y clínicas y en ninguno de esos lugares les daban razón.
Horas después, una fatídica noticia derrumbó la esperanza. El suboficial de primera PNP Jhon Percy Chávez Valeriano, estaba de franco y había decidido dar un paseo junto a su esposa, Daniela, y su hija de dos años. Lamentablemente, mientras sus familiares los buscaban, desesperados, ellos habían estado bajos los escombros. Los encontraron sin vida.
Son cuatro vidas cuyas ausencias duelen; cuatro vidas que se extinguieron en medio de acusaciones de corrupción, negligencia y favoritismo para las grandes empresas; pero también voces de justicia y solidaridad.
