Lo hizo feliz. Isabel Preysler, a sus 74 años, presentó su libro de memorias donde relata su faceta como madre y esposa de los hombres que pasaron por su vida. Mi verdadera historia se llama el texto que presentó en una conferencia de prensa.
Acompañada de su hija Tamara Falcó, se refirió a nuestro compatriota Mario Vargas Llosa, con quien sostuvo una otoñal relación mediática entre el 2015 y 2022. Dijo que en el libro decidió compartir las cartas de amor del premio Nobel de Literatura pues se intenta deslizar una infelicidad del escritor durante su romance.
“Me llena de perplejidad y aún no consigo entender el empeño de su entorno por hacer creer a todo el mundo que Mario fue desgraciado a mi lado”, señaló la dama.
Preysler dijo que su intención es aclarar “tantas cosas falsas” que se habrían dicho de su relación con el autor de La ciudad y los perros.
El último viaje
Es en el último capítulo de Mi verdadera historia donde Preysler se refiere a su último amor: Mario Vargas Llosa. Ahí, recuerda el inicio de esa mediática relación: era febrero, en una noche de Oscars. “A la salida de la fiesta, me besó en el ascensor. Conviví con él casi ocho años y pude conocer su parte más humana, más cotidiana, su verdadera personalidad, muy compleja, con aspectos que mucha gente ignora, porque conseguía ocultarlos”, es uno de los fragmentos del libro que ha compartido la revista ¡Hola!
Para que no quede duda de lo bien que la pasaron, la famosa dama incluye en el libro las cartas de amor que Varguitas le enviaba: “Reflejan la realidad de mi historia con Mario, sin intermediarios ni interpretaciones de cómo era nuestra relación. Ahí están las cartas y que el lector decida”, dice sin aspavientos.
«Me parece que hace siglos desde la última vez que te tuve desnuda en mis brazos, sintiendo latir tu corazón, viendo la lucecita verde que asoma en el fondo de tus ojos»
La socialité quiere dejar en claro que Varguitas era feliz a su lado. “El Nobel, como muchos de nuestros amigos le llamaban, disfrutó encantado de todas las comodidades de la casa”, dice.
Una de las cartas que el autor de Los cachorros le envió a Preysler dice en uno de sus fragmentos: “Me parece que hace siglos desde la última vez que te tuve desnuda en mis brazos, sintiendo latir tu corazón, viendo la lucecita verde que asoma en el fondo de tus ojos por momentos, sintiendo la suavidad sedosa de tu piel. Te extraño, te quiero, el mundo parece vacío y sin vida cuando no estás conmigo”.
Pero, claro, el lector no va a encontrar solo muestras de amor, también va a encontrar una que dice: “Por favor, manda a alguien a recoger todas tus cosas”. En fin, cosas del amor y todos sus bemoles.
