jueves, noviembre 14, 2024
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El exfutbolista Adriano confiesa que bebe todos los días y regresa a la favela porque recuerda a su padre fallecido

El testimonio desgarrador del "Emperador" ha conmovido al mundo del fútbol. Adriano ha enviado una carta a un medio para explicar su situación. "Estoy obsesionado con desperdiciar mi vida", confiesa.

Adriano Leite Ribeiro fue quizá uno de los mejores centrodelanteros que dio el mundo del fútbol. Su talento nunca tocó techo, pues la muerte de su padre y posterior adicción al alcohol lo alejaron de las canchas y terminaron por condenarlo al retiro. Ahora, desde la favela Vila Cruzeiro dio un impactante testimonio en una carta enviada a The Players Tribune, en medio de las vísperas de su autobiografía que lanzará «Meu Medo Maior».

«Sé lo que se siente ser una promesa, incluyendo una promesa incumplida. El mayor desperdicio del fútbol: yo. Me gusta esa palabra porque estoy obsesionado con desperdiciar mi vida. Estoy bien así, en un desperdicio frenético. Disfruto de este estigma (…) No tomo drogas, como intentan demostrar. No me gusta el crimen, aunque podría haberlo hecho. No voy a discotecas. Siempre voy al mismo lugar de mi barrio. Bebo cada dos días, sí. Y los otros días también. Bebo porque no es fácil ser una promesa que sigue en deuda», dice en su testimonio Adriano, el mismo que ha conmocionado a los aficionados.

«Me llaman ‘Emperador’. Un tipo que dejó la favela para recibir el apodo de Emperador en Europa. ¿Cómo se explica? No lo entendí hasta hoy», agregó en su escrito.

Así pasa sus días el «Emperador» en la favela Vila Cruzeiro.

El exfutbolista brasileño, que vistió la camiseta de su selección y de clubes como el Inter, explicó además por qué regresa siempre a la favela Vila Cruzeiro:

«Lo único que busco en Vila Cruzeiro es paz. Aquí camino descalzo y sin camiseta, solo con pantalones cortos. Juego al dominó, me siento en el cordón de la calle, recuerdo mi infancia, escucho música, bailo con mis amigos y duermo en el suelo. Solo quiero estar en paz y recordar mi esencia».

Sin embargo, quizás lo más conmovedor de su carta llega al final, cuando habla de su padre:

«Veo a mi padre en cada uno de estos callejones. Por eso sigo volviendo aquí. Aquí me respetan verdaderamente. Aquí está mi historia. Vila Cruzeiro no es el mejor lugar del mundo. Vila Cruzeiro es mi lugar”.

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