Escribe: Sharles Hernández
Juan Rulfo nos diría que el calor es tanto como en Comala. Y los que saben de la Copa Perú tienen claro que si hay una ciudad en la que jugar de visita es un “infierno” por el intenso clima ese lugar es Tumbes. No solo por el sol abrazador, sino también por la presión que puede meter su hinchada en el estadio Mariscal Cáceres. Ese reto tendrá este domingo Unión Minas, el histórico cuadro de Pasco que fue refundado y este año pretende llegar a la Liga 2.
Y si digo que jugar en Tumbes es casi un infierno es porque lo he visto a solo unos metros del gramado de juego. El Mariscal Cáceres es una cancha en la que entran cerca de diez mil espectadores, con tres tribunas y en la que la gente literalmente juega su partido aparte. Este domingo la hinchada de Universidad Nacional de Tumbes entrará teniendo en cuenta cuál será su papel: alentar los noventa minutos y descuentos.
Corría el año 2014 cuando vi a Sport Chavelines Juniors visitar a Cristal Tumbes. En la ida en Pacasmayo el cuadro que tenía como mecenas a los hermanos Acevedo había ganado 2-0. La confianza en llegar a cuartos de final era amplia. Por aquellos días yo era corresponsal en Depor y mi buen amigo Luis Loyaga tuvo la gentileza de invitarme a viajar con el equipo.
Esa presión estoy seguro de que la sentirá Unión Minas este domingo. El equipo que dirige Jesús “Chasqui” Álvarez llega con ventaja luego de haber goleado 4-0 en la ida en Pasco, sin embargo, la Copa Perú ya ha demostrado que no hay resultado imposible.
Llegamos un día antes, nos alojamos en Zorritos y el buen ambiente rondaba en el cuadro liberteño. El profesor Erick Torres comandaba aquel cuadro que era sensación en La Libertad y había sido bautizado como “La Gaviota”.
Sin embargo, desde que llegamos a la cancha del Mariscal Cáceres de Tumbes sentimos la presión tal es al punto que, a Antony Mamani, arquero de Chavelines, lo trabajaron a la boquilla e hicieron que caliente solo con las tres tribunas diciéndole de todo. El resto del plantel se quedó al otro lado del campo.
Todavía recuerdo la bronca del “Tanque” Lozada, el goleador del equipo, quien no comprendía el motivo por el que el entrenador no lo mandó al campo aquella tarde del domingo nueve de noviembre de 2014.
En el primer tiempo Cristal Tumbes abrió el marcador por intermedio de Walter Yesán, sin embargo, Kevin Mejía alimentó la ilusión de la visita al poner el empate. A Chavelines el partido se le complicó luego de la expulsión de Gino Valle comenzando la segunda mitad. Solo les tocaba ajustar y tratar de aguantar como sea. Jossimar Vilela puso el 2-1 a los 65’ de penal y tres minutos después Jefferson Rujel emparejó la cuenta.
Así la hinchada comenzó a jugar su partido aparte, el Mariscal Cáceres era un “infierno”, todos presionaban y eso se sentía dentro del campo. Hasta que a los 88’ Rujel marcó el cuarto y último tanto, el gol de la clasificación.
Lo anecdótico llegó después. Pese a la eliminación tocó salir resguardados por la policía. Ahí Jorge Lozada hizo notar su rabia. El goleador sentía que ese era su año y se le había escapado. Tanto fue el apuro por volver a Pacasmayo que con Luis Loyaga hasta perdimos nuestros documentos.

Esa presión estoy seguro de que la sentirá Unión Minas este domingo. El equipo que dirige Jesús “Chasqui” Álvarez llega con ventaja luego de haber goleado 4-0 en la ida en Pasco, sin embargo, la Copa Perú ya ha demostrado que no hay resultado imposible. Minzún Quina, el capitán del equipo, deberá poner toda su experiencia dentro del campo para que los pasqueños salgan airosos.
Aunque, desde Tumbes ya enviaron el grito de guerra. “Gente tumbesina y comunidad universitaria tenemos una cita este domingo porque todos somos Tumbes”, dijo Robinson Matamoro, una de las figuras de UNT y un arquero con mucha experiencia en la Copa Perú, invitándolos a asistir este domingo a las tres y treinta de la tarde. Veremos si el “infierno” juega su partido aparte.





