Escribe: Jorge Tume
El “Loco Novoa”, como le llaman amigos y conocidos, vive de, y para, la poesía. Es un hombre que ha consagrado su vida a regalar poesía; no solo a través de sus versos, sino también de sus buenas acciones; conmoverse y cuidar animales indefensos, por ejemplo. Y eso le ha permitido granjearse una legión de seguidores.
La editorial Nectandra lanza la reedición de su libro ‘Itinerario del alado sin cielo’, libro con el que ganó en 1990, a sus 22 años, el preciado premio “Poeta Joven del Perú”; ese premio que ganaron grandes figuras como Javier Heraud, César Calvo, José Watanabe, ni más ni menos.
La presentación será este martes 5 de marzo, a las 7 de la noche, en el Centro Cultural del Banco de la Nación.
A propósito de esta buena noticia, conversamos brevemente con él.
Palabras del ‘Loco’
Más allá del importante premio Poeta Joven del Perú, ¿qué significado tiene para ti el ‘Itinerario del alado sin cielo’?
Me demostró que lo que escribía en la intimidad era valorable también públicamente.
¿Cuáles fueron las circunstancias que dieron el combustible para la escritura de este poemario?
Oh, imposible enumerarlas. Pero precisamente las detallo en el prólogo de esta reedición. Creo que la principal circunstancia fue estar vivo.
Has hablado con nostalgia de los noventas, década en que escribiste el libro. ¿Es este libro un sentimiento de ese Trujillo que se fue?
De manera subjetiva sí. El Itinerario es un sentimiento del poeta que caminó la Trujillo de los noventas y la convirtió en su poesía.
Han pasado más de 30 años que ‘Itinerario del alado sin cielo’ vio la luz, ¿por qué reeditarlo?
Porque es un buen libro. Siempre me lo piden y me lo comentan… bueno pues, aquí está.
¿Este libro constituye un antes y un después en la poesía de David Novoa?
Claro. Puesto que mi vida y mi poesía son una misma cosa, por supuesto que hay un antes y un después. Ese librito me presentó a mí ante mí mismo. Dijo: “Chiquillo David, te presento al poeta David Novoa”.
¿Por qué seguir leyendo a David Novoa?
Jaaaa, no lo sé realmente. A mí me hizo mucho bien escribir esos versos. Quizá haya en ellos algo que le haga bien a quienes los lean: yo solo les puedo confesar que me sentí libre y bello. Y loco.
Primer poema
Compartimos con ustedes, lectores de Conexión Norte, el primer poema de tan preciado libro.
Para que nadie me mire salgo a la calle
donde todos me ven
veo rostros navegando entre otros rostros
miles apretados agolpados sobrepuestos indispuestos en
la vasta desbandada en que se deshace la ciudad
el pie de la soledad en mi cuello vencido y
un día a solas me dicen que un día es todo el
tiempo de la vida que nadie es nadie
y nos es fácil levantar al cielo un puñado
de flores que se deshacen en arena.
Veloces nubes espantosas viajan por el cielo
como la sangre en mis venas
cada esquina es un sueño que culmina y
se inicia en otra calle
hallo un árbol brindando sombra a los hombres
que vegetan piedad por mí por estas alas rotas
piedad por este vuelo a ras del suelo
el viento claro de las cinco y media
tantas horas caminando de ida o de regreso
sin haber fugado o vuelto nunca.