lunes, julio 1, 2024
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El maldito San Valentín de los Christian

El destino quiso que Christian Cueva y Christian Domínguez lleguen a este 14 de febrero en igualdad de condiciones, para decirlo en términos deportivos. Desde la cumbia y desde el fútbol, hoy los une un hilo invisible, o más bien evidentemente rochoso.

Escribe: Omar Aliaga

El 14 de febrero, Día de San Valentín, no solo es un día de flores y corazones rojos. Si no también de flores del mal, corazones cuarteados y desamor. Siempre lo fue, más allá de la publicidad. Es, para decirlo al estilo de un libro de Gabriel García Márquez, un día del amor y de otros demonios.

Christian Cueva y Christian Domínguez, dos de nuestras celebridades, lo están viviendo en carne propia hoy.

Cueva, Cuevita, es nuestro último gran diez, nuestro mediocampista pícaro y talentoso; ese Aladino que, aunque anda en días menores y aún no borra su penal fallado ante Dinamarca en Rusia 2018, nos ha regalado muchos ratos de felicidad con sus jugadas, sus pases y sus goles.

Christian Domínguez, en tanto, es aquel chibolo cumbiambero del tic-tic-tac, ese chiquillo de pelo oxigenado que se convirtió en un semental de la cumbia para adultos con torso musculado.

Ambos, famosos y adinerados, queridos y reconocidos, tenían una bonita vida matrimonial y en pareja. Tenían. O al menos esa idea le vendieron a la gente. Hoy pasan un 14 de febrero rumiando su pena, quizás enviando perdones clandestinos o a través de envíos sigilosos. Unos tulipanes que cayeron en manos de los amigos de lo ajeno, por ejemplo. Y, sobre todo, solos.

Christian Cueva y Christian Domínguez están en falta, están con roche. Y ambos ante las Pamela: Pamela López y Pamela Franco, respectivamente. Pero la diferencia de ellos con el resto de mortales de nuestro país es que su falta y su roche se intensifica de modo exponencial debido a la fama que poseen. El dolor que infligen a sus respectivas parejas se multiplica por los millones de televidentes peruanos. Y, del mismo modo, el dolor en forma de culpa regresa a ellos también multiplicado por los millones de televidentes peruanos.

Si han sentido ese dolor en el pecho alguna vez, estimados lectores, ¿pueden imaginarlo multiplicado por millones?

Ya sabemos que los ricos también lloran, pero pareciera que el llanto aumenta también en proporción a la cantidad de plata que se tenga.



En las redes sociales alguien ha compartido un video de hace dos años, cuando Cueva le envió un saludo a su tocayo en la emisión del programa de TV donde Domínguez funge de conductor. Ha sido interpretado como un gesto de cinismo, debido a que ahora se ha conocido que Cueva mantuvo una relación con la cumbiambera Pamela Franco. Aunque ella ha salido a aclarar que fue antes de que inicie su relación con el otro Christian (lo cual ha sido puesto en tela de juicio debido a otras evidencias que han encendido más el fuego de las intrigas de cama y de deslealtades del corazón y la piel).

Sí, hay una confusión ahí de tiempos y de coincidencias, de yapeos y de pago de viajes, de encuentros y desencuentros. Las claves de la vida amorosa en tiempos de plataformas digitales y redes sociales, donde todo queda registrado y el Gran Hermano de Orwell nos vigila todo el tiempo.

Sea como fuere, la suerte y el destino de los Christian (el Cueva y el Domínguez) están atados irremediablemente con un hilo invisible (o más bien evidentemente rochoso), con sintonías que tiene mucha cumbia de fondo. Ambos, cada uno por su lado, viven un Día de San Valentín que seguramente maldicen, en medio de las fiestas y el ruido comercial que está alrededor.

(Quizás alguien ponga por ahí El cervecero de Armonía 10. Ok, no.)

Ambos han dicho que están acudiendo a un especialista para superar el momento que atraviesan. Ambos han pedido perdón de distintas formas, y sus pedidos de perdón han sido publicados en los medios.

Sí, el asunto es trágico por los seres queridos involucrados, pero también es tragicómico, comprenderán la mala leche. Hay más ropa tendida y trapos al aire. Los días siguientes traerán más cola, quizás. A Cueva ya le salió otro nombre en la lista negra: Chris Soiffer. A Domínguez la lista hace rato que se le salió de control.

El éxito, la celebridad, el dinero, las chicas alrededor… traen todas estas cosas también, queridos Christian, como en un paquete completo. Es como si el diablo les hubiese ofrecido todo ello, a cambio de este maldito San Valentín.

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