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El premonitor comentario de su padre, cuando César Vallejo vino al mundo: «Este mi hijo irá lejos»

Un miércoles 16 de marzo de 1892 nació el universal liberteño César Vallejo. Su nacimiento fue difícil debido a la avanzada edad de su madre. Al nacer, su padre lanzó una frase premonitoria. Entérate de estas y otras curiosidades de nuestro gran poeta.

En un pueblo hermoso llamado Santiago de Chuco, ubicado en la zona andina del departamento de La Libertad, al este de la ciudad de Trujillo, nació César Abraham Vallejo Mendoza, el miércoles 16 de marzo de 1892. Sus padres fueron Francisco de Paula Vallejo y María de los Santos Mendoza.

Sin embargo, su llegada a este mundo estuvo a punto de convertirse en una tragedia. El alumbramiento, que se había excedido algunos días de acuerdo al tiempo natural del parto, trajo consigo serias complicaciones, debido a la avanzada edad de la madre (42 años), que casi culmina con la muerte de ambos.

Pronto los momentos llenos de tensiones y sobresaltos cedieron el paso a una alegría indescriptible. Don Francisco de Paula, que ya excedía el medio siglo de existencia, fue el más feliz con la llegada del último de sus descendientes. Luego de tomarlo entre sus brazos y acariciarle la pequeña testa con un amor infinito, exclamó de manera profética: «Este mi hijo irá lejos».



Curiosamente, el día de su bautizo también estuvo cubierto de sorpresas. El 19 de mayo del año mencionado, y cuando tenía apenas dos meses de existencia, recibió este primer acto sacramental. Sus padres habían elegido como padrino al sacerdote de la única iglesia local, llamado Manuel Rodríguez; como madrina a doña Magdalena Gurrionero, y como testigo a José Hipólito Paredes.

Llegado el momento de tan importante acto religioso, no asistieron ni el padrino ni la madrina, y solamente se hizo presente el mencionado testigo. El sacerdote padrino justificó su ausencia por motivos de enfermedad; mientras que la madrina envió a doña Alvina Ciudad como su representante.

Con estos serios impases, al cura auxiliar no le quedó más que brindar el santo óleo y crisma al pequeño Abrahamcito (así los llamaron sus padres cuando era niño), quien con los años llegó a convertirse en uno de los más grandes poetas peruanos y de trascendencia universal.

Del libro Anécdotas y curiosidades de César Vallejo, de Miguel Pachas Almeyda

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