Escribe: Eduardo Zafra
Trujillo ha despertado. Se levantó temprano, casi de madrugada, como siempre. Tiene que salir a trabajar. Recorrer calles, campos u oficinas. La rutina es simple: despertarse, alistarse, desayunar y salir. Afuera, el cielo está nublado y el frío golpea en la cara medio cubierta con una chalina y el cuello del abrigo. El tiempo está calculado al milímetro: media hora para alistarse, media hora para desayunar y media hora de viaje. El transporte público parece un refugio al frío y la niebla de la mañana. Adentro el humor parece cambiar. El ánimo del chofer (ya sea que esté feliz y escuche cumbia, o esté triste y ponga baladas) se contagia a los pasajeros que dan la bienvenida con rostros somnolientos.
El trayecto se inicia lento, avanzando de a pocos. Recostado en la ventana, Trujillo empieza a quedarse dormido. No puede. Siente que decenas de personas están empujando el micro de un lado a otro, como bus interprovincial en carnaval carabambino. Pero no está en Carabamba, son las pistas. El micro ya ha salido a la avenida principal y los cientos de huecos obligan al chofer a zigzaguear como escapando de algo. Ahora sí parece una mañana en Trujillo. La gente ya no tiene sueño, se han despertado y ahora todos están renegando, que si las pistas, que si el tiempo, que si el tráfico, que si las calles cerradas, que si la delincuencia, que si la corrupción. Todo es motivo de queja.
El chofer, que ya está blindado contra el tráfico y los huecos, ni se inmuta, sigue escuchando su cumbia nomás, o en su defecto, si está triste, cambia la emisora a Ritmo Romántica y escucha sus baladas.
Los pasajeros de la mañana ya han llegado a su destino, algunos han llegado tarde debido al tráfico y hasta les han descontado por su demora. Otra vez más motivos para quejarse.
–Pistas de mierda –grita el ambiente.
Pero no es un grito literal, es una sensación de odio contenido. Todos quieren una solución, pero nadie sabe qué pasa. Mientras tanto, en el Salón Consistorial de La Municipalidad Provincial de Trujillo hay sesión de concejo. Han llegado pocos regidores, la mayoría prefiere conectarse virtualmente. Irónicamente, algunos, se excusan diciendo que hay demasiado tráfico para salir. Hoy han citado a los altos funcionarios de Sedalib. Según el alcalde Mario Reyna, son ellos quienes tienen la culpa de tantos huecos en Trujillo.
–No es posible que nosotros mejoremos las pistas para que luego venga Sedalib y vuelva romper todo porque se olvidaron de cambiar las tuberías –declaró alguna vez, en alguna entrevista Reyna.
Y es que desde julio, hace más de un mes, Sedalib paralizó el tránsito en la avenida España. Según informaron en su momento, la empresa proveedora de agua potable pretende cambiar todas las conexiones antiguas de la avenida; sin embargo, la España tiene una extensión de más de 5 kilómetros y es la avenida que conecta a todos los distritos con el centro de Trujillo. La ciudad ya soportó el cierre masivo de calles en el 2024, cuando el entonces alcalde Arturo Fernandez se propuso pavimentar con concreto todos los cruces importantes de diferentes avenidas. Aun así, el problema sigue sin solución y, por el contrario, las pistas cada vez tienen más huecos.
Los pasajeros de la mañana ya han llegado a su destino, algunos han llegado tarde debido al tráfico y hasta les han descontado por su demora. Otra vez más motivos para quejarse. No llegaron tarde por irresponsabilidad, sino por desconocimiento. Nadie, ni la Municipalidad ni Sedalib se dignaron siquiera en emitir un comunicado para anunciar que algunas avenidas principales cerrarán, mucho menos se han dignado en armar un plan de contingencia. Los choferes de transporte público tuvieron que improvisar rutas alternas generando más congestión.
La sesión de concejo no ha rendido frutos. Acusaciones de niños. Que si la Municipalidad tiene la culpa, que si las obras a dedo, que si Sedalib tiene la culpa, que si denuncias a funcionarios, todo, pero ninguna solución. No es novedad, la pelea entre Sedalib y la Municipalidad lleva años y no hay quién dé su brazo a torcer. Hace poco Mario Reyna y algunos regidores entraron inesperadamente a Sedalib y defenestraron al presidente del directorio, Percy Rosario; en su lugar entró Frank Sánchez Romero, quien por cierto, también es actual gerente de Ambiente del Gobierno Regional de La Libertad. Desde entonces, como presidente del directorio de Sedalib, ha emitido pocos pero contundentes mensajes, afirma que han “desratizado” Sedalib y que todo será llevado a la Fiscalía.
El ahora ex presidente, Percy Rosario, no se ha quedado callado. Apoyado por algunos regidores como Jorge Vásquez e incluso por el máximo opositor de la actual gestión de la Municipalidad, el mismísimo Arturo Fernández, ha denunciado a en medios de comunicación y ante el Ministerio Público a Frank Sánchez por usurpación de funciones. Una resolución de la Superintendencia Nacional de Registros Públicos también le ha dado la razón al rechazar la inscripción de Frank Sánchez. Rosario dice que él aún es el presidente de Sedalib y que nadie lo ha movido de su cargo.
¿Y Trujillo? Qué importa, ya se verá el tema de las pistas cuando el ego más grande gane. Mientras tanto, que todos sigan llegando tarde.
