El amanecer del 2 de diciembre en Puente Chao estuvo lejos de ser uno más. Minutos antes de las siete de la mañana, una gestante del sector Coronado llegó al Centro de Salud en pleno periodo expulsivo. Apenas cruzó la puerta, el equipo de salud comprendió que se trataba de una emergencia poco frecuente: un parto gemelar que no daba margen para dudas ni demoras.
Para destacar
La obstetra Diana Mauricio lideró la atención con la serenidad que solo da la experiencia. “Fue una emergencia que hace tiempo no teníamos”, recordó. La posibilidad de referir a la madre a un hospital de mayor complejidad se desvaneció rápidamente cuando los dolores se hicieron más intensos y frecuentes. El equipo actuó con precisión: la sala de partos se preparó en cuestión de segundos y cada profesional tomó su posición. A las 6:35 a.m. nació la primera bebé; seis minutos después llegó su hermana, ambas fuertes, sin complicaciones y con una sorprendente adaptación al mundo.
La emoción llenó la sala cuando las recién nacidas recibieron lactancia materna precoz y contacto piel a piel con su madre. Ese gesto simple, pero tan significativo, devolvió calma a una mujer que aún procesaba lo rápido que había ocurrido todo. Ella, que llevaba sus controles prenatales en el Hospital Belén de Trujillo por tratarse de un embarazo de riesgo, no ocultó su alivio: “Llegué 6:20 y me atendieron de inmediato. Me sentí acompañada en todo momento. Estoy muy agradecida”, dijo aún con la voz entrecortada.
Un gran final
Para el equipo de salud, la experiencia también dejó huella. La Dra. Leidy Cabanillas destacó la unión del personal: obstetras, enfermeras y técnicos actuaron como una sola pieza, siguiendo los protocolos, pero también poniendo humanidad en cada gesto. Ver a las gemelas sanas, en brazos de su madre, confirmó que el esfuerzo había valido la pena.
En Puente Chao, esa mañana no solo nacieron dos bebés. También renació la confianza en el trabajo cercano y comprometido de quienes, día a día, cuidan la vida desde sus primeros segundos. Una historia que recuerda que, incluso en los lugares más pequeños, ocurren milagros que se construyen con profesionalismo, rapidez y corazón.





