lunes, septiembre 16, 2024
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En Trujillo no fue un Guerrero, sino un Paolín

Con todas las críticas que se les pueden hacer a los Acuña -como la "huachafa" presentación que hicieron con el histórico 9 de la selección-, la verdad es que Paolo Guerrero fue tratado con todos los engreimientos que pedía, pero aun así se fue tirando la puerta de la UCV, con una actitud indigna de un futbolista de su estirpe. ¿Sabrá ahora comportarse en Alianza Lima?

Escribe: Víctor López

Un chico engreído difícilmente sabrá comportarse bien en casa ajena: es simpático hasta que lo contradicen; mostrará buenos modales hasta que le digan que no; sabe recibir pero no sabe dar; no es empático y, en el fondo, tampoco es amigo. Todo eso -tal cual- pasó con Paolo Guerrero en el Club Universidad César Vallejo.

Valgan verdades, la institución poeta fue una buena anfitriona, y aunque en algunos momentos fue adulona con el único fin de que su exquisito invitado se sienta como en casa, lo único que recibió a cambio fueron desplantes, uno tras otro. Richard Acuña tuvo suficiente dinero para comprarse un problema tan grande como el ego de Paolo Guerrero, quien más que un refuerzo para el equipo, fue presentado a todo el país como un trofeo de la familia Acuña.

Aquella mañana en la que el mejor 9 de la historia de la selección peruana fue exhibido públicamente como nuevo jugador de Vallejo, fue sometido a una humillación disfrazada de homenaje en un evento impregnado de una solemnidad huachafa que tuvo como lamentable cierre un discurso balbuceante de su presidente fundador. Y aunque la bienvenida que le dieron fue casi pueblerina, las buenas intenciones estuvieron -hay que reconocer- y lo mínimo que se esperaba era la reciprocidad del futbolista, pero no fue así y Paolo en lugar de portarse como un guerrero, se comportó como Paolín.



El hijo de doña Peta se fue del club poeta dando un portazo y sin despedirse de los dueños de casa, tal como manda el protocolo. En la casa del Club Alianza Lima lo esperaban con las puertas abiertas y con los brazos también. Pero, ¿Alianza no se estará comprando un problema también? Paolo Guerrero cumplirá cuarenta años en enero próximo y aunque ya es casi un ex jugador no solamente por la edad sino por sus skills futbolísticas actuales, cumplirá su sueño de jugar oficialmente por Alianza Lima, club en el que se formó y del cual es hincha.

Paolo -todavía como juvenil- se terminó de esculpir como centroatacante con Gerd Müller en Bayern Munich y la hinchada blanquiazul lo considera una versión superada de Pedro «Perico» León. La carrera profesional de Paolo Guerrero no comenzó en Alianza pero sí terminará ahí. Alianza no es su casa sino su origen. Vamos a ver si esta vez sabe cómo comportarse.

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