lunes, julio 1, 2024
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Enfermo y entre roedores: El horrendo final del Marqués de Torre Tagle

El emblemático hombre que representa la independencia de Trujillo terminó escondido en medio de la miseria y el horror hasta morir. Su rol en esta gesta tiene condimentos que no suelen ser contados en la historia oficial.

Escribe: Omar Aliaga

El final de José Bernardo de Tagle, el Marqués de Torre Tagle, el gran emblema de la independencia de Trujillo, no tiene nada de mítico. Tiene, más bien, mucho de horror, de miseria y de truculencia. Se asemeja más a una película Gore, cruda y esperpéntica, antes que a una historia de heroísmo idílico.

Esto ya ha quedado documentado. Después de la declaración de la independencia los españoles seguían manteniendo el poder político y militar, de ahí que no fue hasta el año 1824 que se concretó la real liberación del yugo español. Y en ese interín los patriotas empezaron a ‘sacarse los ojos’ entre ellos, más aún con la llegada del libertador Simón Bolívar.

Con este último tuvo una gruesa rencilla Torre Tagle, al punto que presionó a militares patriotas para pasarse a filas realistas. Torre Tagle había expresado por escrito por ese entonces su decepción con quienes enarbolaban las causas libertadoras, que él mismo había apoyado tanto. Se acercó a España a raíz de eso. Por eso no pocos lo terminan calificando de traidor.

Después de las batallas de Junín y Ayacucho los realistas derrotados y sobrevivientes se dispersan y muchos llegan a parar a la Fortaleza del Real Felipe, en el Callao. Ese sería el inicio de una historia de terror y horror. 

El Real Felipe estaba sitiado, y los que ahí se atrincheraron estaban al mando del brigadier José Ramón Rodil. Él se quedó resistiendo ahí con las tropas vencidas, pensando que España le enviaría refuerzos. Pero no fue así.

Rodil recibe además a civiles españoles refugiados. Suman más de 8 mil refugiados en la fortaleza sitiada. Ahí llegó, también, el marqués de Torre Tagle junto a su familia, temeroso de las represalias en su contra tras la derrota de los españoles.

Ahí, el también expresidente del Perú vive el infierno en carne propia. La comida empieza a escasear con los meses, el agua se agota o en todo caso no se puede beber, el hacinamiento provoca pestes, la basura se acumula, las ratas inician su festín conforme los enfermos del Real Felipe van muriendo.



Durante meses, todo el 1824, transcurre así la vida dentro de la fortaleza: los refugiados mueren enfermos y pestosos, o víctimas de las balas y las bayonetas que entran en él.

Así llega setiembre de 1825. El escorbuto mata tanto o más que los ataques de los patriotas. El 25 de ese mes muere el marqués de Torre Tagle, víctima también de esa enfermedad, en medio de la peor miseria.

Después vendrá la rendición, y solo 200 refugiados saldrán con vida del lugar.

Le sobrevive una hija a Torre Tagle, quien hereda el suntuoso palacio ubicado en Lima. En 1918 la familia vendió el Palacio del marqués de Torre Tagle al Estado y pasa a convertirse, hasta hoy, en la sede de la Cancillería. Y por eso lleva su nombre.

Esto, aunque sea muy crudo, es parte también de la historia.

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