Exrectores de la Universidad Nacional de Piura, José Rodríguez y César Reyes (actual coordinador regional en Piura de Alianza para el Progreso) enfrentan una denuncia de dos hermanas, quiénes los acusan de “violación sexual de persona en imposibilidad de resistir”.
El caso viene ventilándose hace algunos años; sin embargo, hoy toma relevancia porque el portal El Clamor de Piura ha revivido el caso, poniendo en evidencia amenazas a las víctimas, desprotección por parte de las autoridades y hasta el caso del periodista Ángel Páez, del diario La República, quien en múltiples oportunidades ofreció publicar el caso y nunca lo hizo.
Los acusados niegan los hechos y advierten incoherencias y contradicciones en los testimonios de las víctimas. César Reyes Peña ha dicho que todo se debe a una campaña política en su contra, cuando postuló al Congreso de La República, por el partido Alianza para el Progreso.
El jugo maldito
Una de las víctimas, “Matilde” (30), sostiene que, en el 2010, cuando tenía 16 años y cursaba tercero de secundaria, una supuesta amiga le presentó a Roberto Mendoza Cadillo, estudiante de Derecho en la Universidad Nacional de Piura (UNP). Sostiene que éste la recogió en su carro a la salida del colegio y la convenció de tomar un jugo mientras escuchaba las propuestas que tenía para su futuro universitario.
La entonces colegiala narra que al carro subieron dos personas más: el rector José “Pipo” Rodríguez y César Reyes, el director de la escuela de posgrado de la UNP. Luego se mareó y perdió la consciencia. Cuando despertó, sus piernas y ropa interior estaban con sangre.
Relata que tres años después de ser violentada sexualmente, volvió a ser contactada por sus perpetradores. Ella afirma que, con diecinueve años de edad, acordó una reunión con el mismo presunto intermediario que la llevó con engaños a ser abusada años atrás. “Les tendí una trampa, estaba cansada de los seguimientos y amenazas”, dijo. Decidió hacer una grabación en video.
al carro subieron dos personas más: el rector José “Pipo” Rodríguez y César Reyes, el director de la escuela de posgrado de la UNP. Luego se mareó y perdió la consciencia. Cuando despertó, sus piernas y ropa interior estaban con sangre.
La otra hermana
Sin saber qué hacer con el vídeo que tenía entre manos, «Matilde» se lo reveló a su hermana mayor “Janeth” (34). La sorpresa de Matilde fue grande al enterarse que dos semanas atrás, sus abusadores también habrían violentado a su hermana, una estudiante del Instituto Técnico de la UNP.
Según el portal El clamor, “Janeth” declaró que fue a una supuesta entrevista de trabajo. Roberto Mendoza la llevó en su carro y que le invitó una gaseosa. En el camino le dijo que se sentía mal y no se acuerda en qué momento se durmió y despertó en la habitación de un hotel.
«Allí estaban estos dos sujetos, el señor José ‘Pipo’ Rodríguez y el director de la escuela, el señor César Reyes Peña. Ambos estaban en ropa interior. Lo único que dije fue: ‘¡Qué hago aquí! ¡Qué hago aquí!’. Lo único que me acuerdo fue que me habló César Reyes, ‘Pipo’ (José Rodríguez) no dijo nada. Reyes me dijo: ‘Tú sabías para qué venías’», contó «Janeth».
El periodista que nunca publicó
El reportero Jan Mazulis Rodríguez, director periodístico y cofundador del portal El Clamor, en octubre del año pasado contó en su cuenta de Twitter (X) que el caso nunca se había investigado a profundidad, a pesar de los intentos de las hermanas por hacer público su caso.
Mazulis Rodríguez sostiene que en marzo del año pasado asistió a un taller organizado por la ONG Calandria, cuyo ponente era Ángel Páez, jefe de la Unidad de Investigación de La República. Mazulis afirma que propuso el tema de las hermanas y frente a todos Páez mostró interés por el caso.
Luego, Mazulis se contactó con Páez a través de WhatsApp, Gmail y llamadas. Coordinaron la investigación y el reportero piurano empezó a trabajar, contactando algunas fuentes y logrando que las víctimas declararan ante cámaras bajo anonimato. En un principio, Páez dijo que se publicaría en todas las plataformas de La República, lo cual sería un logro para exponer el caso a nivel nacional. Pasaron semanas y siempre la respuesta de Páez era “este fin de semana se publica”, diciendo que el retraso era por cambios de última hora.
Semanas después, las víctimas decidieron salir del anonimato, por lo que al enterarse Ángel Páez le pidió a Jan Mazulis nuevas declaraciones. Ellas accedieron con desconfianza. Se envió lo solicitado y la publicación seguía sin ver la luz. La nueva excusa era un tema con Calandria y la demora de unos datos solicitados.
Mazulis se contactó con una representante de Calandria para explicarle la situación. Ella aseguró que desde Lima estaba coordinada la publicación del reportaje para un fin de semana, cosa que nunca sucedió.
Finalmente, Ángel Páez dejó de contestar las llamadas y ya no leyó los mensajes de WhatsApp de Jan Mazulis. Es por eso que El Clamor publicó un reportaje del caso que ahora compartimos con ustedes.
