Escribe: Eduardo Zafra
Una operación sorpresa en el penal El Milagro de Trujillo dejó al descubierto un escandaloso caso de extorsión carcelaria que involucra a José Castañeda Gómez, alias «Chubi», un interno que, pese a estar privado de su libertad, habría continuado operando desde su celda con total impunidad. Las autoridades no solo lo acusan de extorsionar a una mujer, sino que también encontraron que vivía rodeado de lujos impropios de su condición de recluso.
El operativo fue ejecutado por la Policía Nacional en coordinación con la Fiscalía Provincial de Trujillo, luego de que una abogada denunciara haber sido víctima de amenazas por parte del interno. Según la denuncia, «Chubi» le exigía el pago de 10 mil soles bajo la amenaza de atentar contra su vida y la de su familia. Las pesquisas preliminares permitieron identificar el origen de las llamadas y transferencias, lo que llevó a las autoridades hasta la celda del interno.
Durante el allanamiento, realizado en el pabellón 5 del penal, los agentes encontraron un teléfono celular, una libreta con apuntes detallados, un televisor inteligente con acceso a aplicaciones de streaming, zapatillas de marca y conexión a internet. Este hallazgo ha vuelto a poner en evidencia el ingreso irregular de artículos prohibidos a los centros penitenciarios y las graves falencias en el control interno.
Actuaba en complicidad con su hermana
Una de las revelaciones más impactantes del caso es que el interno no operaba solo. Al ser interrogado por las autoridades, José Castañeda confesó que su hermana, Merly Castañeda Gómez, era su principal cómplice y que juntos gestionaban el dinero proveniente de las extorsiones. “Yo con mi hermana hacemos esto. Me entregan los 500 soles, con lo cual yo puedo entregarle esta plata a los internos”, admitió el recluso ante la policía, reconociendo así que también actuaba como intermediario para distribuir fondos a otros presos.
La propia hermana terminó involucrándose directamente en el caso. Según fuentes policiales, fue ella quien facilitó una cuenta del BCP para recibir el dinero exigido a la víctima. Además, se determinó que parte del dinero también ingresaba a través del aplicativo Yape, tanto al celular del interno como al de su hermana, quien se encontraba en libertad. Esta estrategia les habría permitido camuflar los ingresos ilegales bajo la apariencia de transacciones personales o encargos familiares.
La libreta incautada durante la intervención contiene una lista detallada de personas, montos, números de teléfono, direcciones y datos bancarios, lo que sugiere la existencia de una red más amplia de personas posiblemente implicadas, tanto dentro como fuera del penal. Estos apuntes serán claves para continuar con las investigaciones, que ahora buscan identificar a otros internos y contactos externos que habrían participado del esquema.
No es la primera vez
El caso ha generado preocupación entre las autoridades, que han iniciado una revisión del sistema de control dentro del penal El Milagro. No es la primera vez que este centro penitenciario es señalado por permitir el ingreso de objetos prohibidos o por albergar redes delictivas que continúan operando desde el interior. Desde el INPE, aún no se han pronunciado oficialmente sobre las medidas disciplinarias que se adoptarán contra el interno ni sobre las sanciones al personal penitenciario que habría facilitado estas irregularidades.
Las investigaciones continúan, y se espera que en los próximos días se formalicen las denuncias contra los implicados, incluyendo a Merly Castañeda, quien podría enfrentar cargos por complicidad en el delito de extorsión y lavado de activos. El caso ha abierto nuevamente el debate sobre la urgencia de reformar el sistema penitenciario para frenar la criminalidad que, lejos de extinguirse tras las rejas, sigue adaptándose y operando desde dentro.
