Escribe: Eduardo Zafra
Las alarmas se encendieron cuando un integrante de la Cámara del Libro de La Libertad (CCL), institución que agrupa a editoriales, librerías y escritores, publicó que la Municipalidad Provincial de Trujillo estaba poniendo trabas a la realización de la Feria.
Inmediatamente, muchas personas hicieron llegar su indignación a través de mensajes y comentarios en las redes sociales. Les parecía inaudito que una autoridad niegue el apoyo a una actividad cultural.
El post causó tal revuelo, que hasta el alcalde, Mario Reyna, cosa inusual en una autoridad de su investidura, entró al pugilato “feisbukero”. Sus comentarios, en vez de aclarar el asunto, le echaron más fuego, pues dio a conocer su posición, inaudita, hay que decirlo: que quería transparencia y no darle la Feria a una persona “a dedo” y que, por lo tanto, iba a hacer una convocatoria.
La gente seguramente entendió que cuando el alcalde hablaba de transparencia era porque la FIL La Libertad manejaba fondos públicos, o sea, que la Municipalidad aportaba con algo del costoso presupuesto. Nada de eso. La Municipalidad solo aporta dando la autorización de un espacio de la Plaza de Armas.
Aun así, desde la CLL han respondido que, si se trata de transparencia, ellos han presentado los informes económicos, cosa que no les corresponde porque es una entidad privada.
La pregunta saltó por sí sola: ¿Cómo se iba a sacar a convocatoria la iniciativa de un ente privado como es la CLL? Es como si la Municipalidad, por autorizar el uso de la Plaza, sacara a convocatoria para decidir qué entidad religiosa organiza el Corpus Cristi. O por usar la avenida España, sacara a concurso el Corso Primaveral. La propuesta, vista así, parece descabellada.
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Historia de las ferias de libro
Los nostálgicos aún recuerdan las cuatro ediciones de la Feria del Libro de Trujillo que organizó ATAL (un ente privado), bajo la conducción de Adriana Doig. Aquellas ferias brillaron por su organización e invitados de gran nivel. Era cada dos años y era muy costosa. He ahí el secreto. Una feria del libro demanda de mucho tiempo de organización y, si se quiere invitados de lujo, un presupuesto muy elevado. Así, al menos, lo corroboran quienes tienen experiencia en organización de este tipo de actividades.
Adriana Doig, y todo su equipo, realizó un trabajo que le demandaba más de un año, y contaba con el apoyo económico del municipio, y grandes empresas que apostaban por la cultura. Tres ferias se hicieron en la Plazuela El Recreo, con gran afluencia de público. Cuando empezaron los problemas, la Feria se trasladó al Complejo Mansiche, y esa fue su caída. El público no respondió como se esperaba y los problemas económicos empezaron, tanto así que unos días se cobró entrada y luego se pasó a un aporte voluntario de los asistentes.
El Municipio le retiró el apoyo a ATAL y así llegó a su fin una de las Ferias más grandes que ha tenido el norte del Perú.
Luego vinieron otros tiempos. La Municipalidad tomó la decisión de cederle la organización de la feria a la Cámara Peruana del Libro (otro ente privado, esta vez de Lima). Así nació la Feria Internacional del Libro de Trujillo, cuyo creador y coordinador general fue el escritor y editor Mauricio Málaga. Las ferias se realizaron en la Plaza Mayor y la afluencia de público fue apoteósica. Eran tiempos de Alianza para el Progreso dirigiendo la comuna. Y, siendo la Cámara Peruana del Libro un ente privado, la Municipalidad hacía un importante aporte económico.
Cuando Elidio Espinoza salió elegido como alcalde, la Municipalidad, a través de su gerente de educación Rosa Benites, tomó la determinación de que la organizadora sea la misma entidad edil. Es decir, la mayor parte del presupuesto lo ponía la Municipalidad. Fue, quizá, lo poco bueno que se recuerda de la gestión del fallecido coronel.
En la gestión del ex alcalde Daniel Marcelo se hizo la FIL Trujillo en la Plaza Mayor. La misma Municipalidad fue la organizadora, cuando era gerente de educación la docente Rocío Vidal. Luego vino la pandemia y se hizo una virtual, sin mayor relevancia.
Cuando el ex alcalde Daniel Marcelo fue sacado del cargo, asumió la alcaldía José Ruiz, quien se olvidó de los temas culturales y la feria dejó de hacerse.
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Nace una cámara
Fue así que un grupo de editores y escritores se reunieron en la plazuela La Merced para analizar la situación que atravesaba el fomento del libro y la lectura. De esa reunión surgieron dos ideas: organizar la Feria del Libro y constituir una asociación de que lleve adelante esa tarea. Nació la Cámara del Libro de La Libertad, inscrita en Registros Públicos, con su primer presidente Mauricio Málaga, la misma que organizó la FIL La Libertad en el 2023 y 2024, en la Plaza Mayor. Los permisos para el uso del espacio, lo otorgaron las gestiones del ex alcalde Arturo Fernández y luego (ya vacado el anterior), el alcalde Mario Reyna. Es decir, Reyna conocía el tema, primero como regidor y luego como alcalde.
La CLL decidió cambiar el nombre de FIL Trujillo porque la Municipalidad se quedó con ese nombre. Hace dos años la Municipalidad viene prometiendo que “en octubre” retomarán su Feria.
Cabe resaltar que, en todas las ferias organizadas, los stands tuvieron un costo; incluso las que tuvieron presupuesto municipal. Y es que estos eventos demandan de mucha inversión económica, la misma que se sostiene, principalmente, de la venta de espacios a las editoriales y librerías. Y esto es en toda feria, tanto las nacionales como las internacionales.
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Historia de una negativa
Mauricio Málaga sostiene que empezó las gestiones formales en noviembre del año pasado, con la finalidad de solicitar nuevamente el uso de un espacio de la Plaza Mayor. Este año, la FIL La Libertad debía rendir homenaje al célebre (y un poco olvidado) Ciro Alegría. Meses atrás habían empezado a hacer las coordinaciones con los invitados de extranjero y de otras regiones del país. Jamás pensaron que iban a encontrar una negativa desde la misma Municipalidad.
Málaga ha contado que luego de la presentación del expediente, han venido sosteniendo reuniones con la gerente del PAMT, Nancy Pretell, con el gerente de educación y cultura, Paolo Cueva, el gerente de desarrollo económico, Luis Verdi. Estos funcionarios, en un principio mostraban su apoyo a la Feria. Pero en un momento todo cambió. Postergaban las reuniones que ellos mismos convocaban, o, simplemente, no llegaban. Luego vino un silencio sospechoso.
El alcalde Mario Reyna plantea que se haga una convocatoria para decidir a quién se le cede un espacio en la Plaza Mayor para la realización de la Feria. “O no sabe que la FIL La Libertad le pertenece a la CLL, o está confundiéndola con la FIL Trujillo que debe organizar su gestión”, sostiene el tesorero de la CLL, Alejandro Benavides. “La Municipalidad no aporta ningún presupuesto como para que se saque a convocatoria pública. La FIL La Libertad no está pidiendo ni un sol, solamente la cesión de un espacio público”, dice Benavides.
En un comunicado, la CLL sostiene que en los dos años anteriores han cumplido con las normas municipales exigidas. “En ambas, cumplimos con todos los requisitos y levantamos las observaciones que nos hicieron las áreas municipales correspondientes. Nunca hemos hecho una Feria desconociendo los requisitos que plantea la Municipalidad. Los expedientes presentados así lo demuestran, así como la entrega oportuna del informe de gestión dónde figura la parte económica de ingresos y gastos de la feria”, sostiene a través de Facebook.
Por ello, les Llama la atención que el alcalde plantee una convocatoria abierta para el uso de la Plaza y que la gerente del PAMT diga que no se puede usar la misma. En ese sentido, abonan a la opinión de muchos: que hay mala intención detrás de esta negativa que está retrasando la organización del evento cultural literario más grande que hoy tiene Trujillo.
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Argumentos inauditos
Pero hay otro argumento insólito que han esgrimido los gerentes de educación y del PAMT para sustentar esta negativa: que en la FIL La Libertad no hay actividades culturales. Nancy Pretell, del PAMT, sostiene que estuvo media hora en la Feria del año pasado y que solo vio a 25 personas. Así como lo leen. “Seguramente estos funcionarios creen que una Feria del Libro es como vender cuadernos o zapatos. Una Feria del Libro se sostiene principalmente en presentaciones de libros, conversatorios, conferencias, recitales y eventos de fomento a la lectura para niños”, sostiene Mauricio Málaga. La CLL ha respondido publicando fotos de sus actividades culturales con gran afluencia de público.
En la CLL están preocupados porque el tiempo les gana y hay editoriales e invitados de fuera que esperan una confirmación. Esta incertidumbre solo está logrando que se pierda el tiempo y que, posiblemente, muchos invitados desistan de su participación, con un gran daño a los lectores y público en general.
Sostienen, también, que el pedido de la Plaza no es mero capricho. La Plaza atrae a visitantes de otros lugares y de la misma ciudad. Igual sucede con las grandes editoriales, quienes asisten cuando se les asegura un ambiente óptimo y agradable. Ponen como ejemplo otras ciudades que ceden su plaza para sus ferias de libro. “La plaza mayor es el espacio natural para un evento que concita la atención de escritores, intelectuales, artistas y lectores de todo el Perú. La negativa no se la están haciendo a la Cámara del Libro, sino a Trujillo y a La Libertad”, dice el comunicado de la CLL.
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Sobre el tráfico, otro argumento esgrimido por la Municipalidad, sostienen que es más un pretexto, porque no dicen lo mismo cuando se organizan actividades religiosas, actividades proselitistas, conciertos, que sí generan caos. Además, solo se ocupa la cuadra desde Orbegoso hasta Almagro. El resto de vías de la Plaza siguen abiertas.
Lo peligroso del asunto es que se sienta un mal precedente para otras iniciativas privadas que quieran aportar con eventos culturales, tan escasos en Trujillo. Alejandro Benavides argumenta que “Trujillo es la única ciudad del Perú en la que las autoridades nunca tienen presupuesto para cultura y encima ponen trabas. Trujillo tiene actividad cultural por vocación de sus artistas”. Luego añade que sería fenomenal que Trujillo tenga dos ferias. La FIL La Libertad en abril y la FIL Trujillo en octubre. “Editores, escritores, libreros, artistas y lectores, desde los niños hasta los adultos, serían los más beneficiados”, alega el directivo de la CLL.
La Municipalidad, en un último comunicado, sigue llamando “actividad privada” a la FIL La Libertad. Algo así como que quieren la plaza para celebrar un cumpleaños con un selecto grupo de invitados. Desde la CLL señalan que siguen sin entender que la Feria es una actividad abierta y de gran utilidad para la colectividad en general. Si bien su organización es privada, su desarrollo es público y abierto a todos.
Además, la gestión de Mario Reyna ha pedido que quienes estén interesados en organizar una Feria, presenten sus propuestas hasta el 15 de marzo. También anuncia una conferencia de prensa para aclarar el tema. Ese es el escenario que se vive en estos momentos.