Escribe: Eliana Pérez Barrenechea
Después de la parafernalia que traen las fiestas patrias, es necesario reflexionar críticamente cómo el poder de turno aprovecha estas fechas para legitimarse.
En las redes sociales se viralizan trends entusiastas que muestran distintas formas de celebrar la peruanidad. Aunque el contexto de crisis no nos deja mucho por celebrar, muchas personas los hacen de manera auténtica, celebran con buena comida, visitando lugares hermosos, reencontrándose con familiares y amistades. Después de todo es grato celebrar el esfuerzo de la gente de a pie por hacer de este país un mejor lugar para vivir, pese a todo y a todos.
A quienes debemos tener muy presentes en estas fechas patrias es a los que nos están arrebatando la esperanza, haciendo de la política un negocio turbio para apropiarse de nuestros recursos. Esta clase de personajes que están en los partidos, en las empresas lobistas, en las instituciones militares y policiales, en las organizaciones criminales, y que han hecho que el 204 aniversario de la independencia del Perú encuentra un país más jodido.
A propósito de los desfiles patrios, miremos el poder militar y policial, al que pocas veces se hace referencia cuando se señala el pacto de cogobierno, pero que sin ellos ni se hubiera instalado la coalición actual, ni hubieran resistido el levantamiento popular.
Pero no solo han recibido más dinero, también impunidad. El Congreso aprobó este mes la ley de amnistía para militares y policías con denuncias, juicios o sentencias.
El martes en la parada militar, las Fuerzas Armadas hicieron gala de las nuevas adquisiciones que han tenido durante este gobierno, que les viene aumentando el presupuesto desde el 2023. Para este año tuvieron un incremento del 2.8%, además se les ha exonerado tanto al Ministerio de Defensa como al Ministerio del Interior de las restricciones para el incremento de remuneraciones y pensiones a su personal. El respaldo no podía ser gratuito, no señor.
Otros datos que nos hacen pensar de manera crítica del poder castrense, son las ayudas que el Congreso y Boluarte les están dando con leyes, como la “Ley FAME” N° 31684 del 2023, con la que pueden hacer compras de equipamiento militar sin licitación pública. Gracias a la cual les han transferido 229.5 millones de soles para la adquisición del Sistema de Lanzamiento Múltiple de Cohetes que le comprarán a la compañía israelí Elbit Systems, que tiene como carta de presentación el uso de su armamento en el genocidio contra el pueblo palestino. O la ley que les permite cobras dos veces del dinero del estado, uno como pensión de exmilitar o expolicía; y dos, como congresista, beneficiando directamente a cinco parlamentarios que llegan a percibir hasta 34 mil 500 soles mensuales, casi el mismo sueldo que Boluarte.
Pero no solo han recibido más dinero, también impunidad. El Congreso aprobó este mes la ley de amnistía para militares y policías con denuncias, juicios o sentencias por delitos cometidos durante el conflicto armado interno entre 1980 y 2000, pese a que muchos de ellos se tratan de graves violaciones a los derechos humanos como los casos La Cantuta, Barrios Altos o Putis, donde 123 ayacuchanos fueron asesinados por militares, incluidos niños.
El Perú ha cumplido 204 años y sigue manteniendo estructuras de poder conducidas por una casta lumpen que beneficia a unos cuantos grupos y mantiene en la exclusión a las mayorías. Hoy este cogobierno de facto, que se asentó en la sangre de 49 peruanos, hace más inviable la promesa de la República, reduciéndonos a un país jaqueado por criminales en las calles y en las instituciones.
La historia los juzgará. Pero ahora podemos señalar objetivamente que ellos no son la Patria.
