Escribe: Eliana Pérez Barrenechea
La revocatoria contra César Acuña, gobernador regional de La Libertad, contra la vicegobernadora y contra todo el Consejo Regional está en marcha. En la ciudad de Trujillo y en otras provincias se están recogiendo las firmas para este propósito, que no resulta sencillo debido a que son alrededor de 300 mil firmas de votantes registrados, el doble de procesos anteriores, las que deben conseguirse en solo tres meses.
Esta campaña por la revocatoria cumple los requisitos por los cuales la ciudadanía puede revocar a sus autoridades: sea por incumplimiento de promesas de campaña, por la percepción de gestión ineficaz y por falta de respuesta a las necesidades de la comunidad. Los tres aspectos se ven reflejados en la encuesta de IPSOS de mayo de este año que reveló que 7 de cada 10 liberteños desaprueban la gestión del gobierno regional apepista.
Otro aspecto que motiva la revocatoria es su fracaso ante el aumento del crimen organizado y la delincuencia común en la región. Acuña se ha limitado a las declaratorias de los estados de emergencia en las provincias de Trujillo, Pataz y Virú, y a invitar a los ministros del Interior de turno, como estrategia especulativa.
La indignación ciudadana no sólo es por la ineficiencia de Acuña, sino sobre todo por su desinterés por el bienestar de la región, siendo capaz de decir que su “legado principal” será un edificio para el gobierno regional en el que gastará 160 millones de soles. Además por su desapego por la región y por el cargo que ejerce, del que se ausenta cada cierto tiempo con licencias avaladas por un Consejo Regional que le es funcional.
Por ello, aunque no tengamos esperanza en los procesos electorales, firmar por la revocatoria de Acuña se convierte en una acción de higiene ciudadana.
El interés que mueve a César Acuña es la concentración de poder político y poder económico. Lo primero a través de su partido APP, con la bancada que mantiene en el cargo a Boluarte a costa de puestos claves en el Ministerio de Salud, el Ministerio de Educación, en las subprefecturas, entre otros. Lo segundo, ha quedado evidenciado en su viaje a China junto con directivos de su Universidad para la firma de convenios a favor de su empresa familiar.
Ya lo hemos dicho antes, Acuña es uno de los wayki que mantiene este régimen autoritario y corrupto, a cambio tiene el control de piezas claves del tablero político que usa para beneficio de sus proyectos políticos y mercantiles. En la siguiente entrega de esta columna, comentaremos cómo el MINSA en manos de APP está desmantelando el sistema de salud, para favorecer intereses de empresas aseguradoras y farmacéuticas.
Por ello, aunque no tengamos esperanza en los procesos electorales, firmar por la revocatoria de Acuña se convierte en una acción de higiene ciudadana.
