lunes, septiembre 16, 2024
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Hora de leer: Tres poemas del escritor Alejandro Benavides

Alejandro Benavides es el poeta del mar y de las causas justas. Nació en Santiago de Chuco, pero desde muy niño viven en Trujillo. Su libro «Ida y retorno al mar» ha agotado seis mil ejemplares. Es, además, director de la editorial Papel de Viento.

Si me quisieras
me miraría en tus ojos
hasta ver las estrellas.

Distinto sería el aire,
distinto el correr del día;
una cosa sería el amor
otra sería el olvido.

Me llegaría a tus aguas,
me enredaría en tu pelo
y el sabor de las frutas
nacería de tu pecho!

Acaba de morir un ángel en mi pecho
uno como gota de lluvia,
sin que yo pueda evitarlo ni dolerme,
ni tiempo para volverme furia
porque así es la vida devorada a segundos
carnalmente, irrespirable, infraternalmente negra;
para qué hablar de honduras
si el que sufre y muere, sufre
y todo es plástico desfile de luces,
de sombras, de aves ciegas, de tiempo robando tiempo,
de hora parada en deshora, de minuto diminuto
para el que ansía, de minuto eterno para el que llora.

Barrio de pobres, llagas de mi costado,
ángeles acribillados en mi pecho,
números, solo números, estadísticas de llanto,
collares desprendidos del lacrimal
de madres que son padres, abejas, ovejas, asnos,
terrible caballada.

Qué cerca ronca la muerte en estos tiempos,
qué manera de recorrer el dorso, de tensar omóplatos
de romper canillas y solazarse en las falanges,
de saquear estómagos, desvertebrar y todo a plena luz.

Ángeles míos, deseosos de tener hambre,
de defecar, para saber que estáis vivos,
ya no hay llanto que os duela,
ni han podido darse cuenta
de cuándo se volvieron lluvia radioactiva,
de cómo les borraron el mar de sus sueños,
de cómo les quitaron el pez con su anzuelo
de sus propias bocas,
les robaron el aire que a fanegadas hace polvo,
la luz que siempre estuvo detrás de sus ojos
las hortalizas, la leche y el café.

Ángeles míos ahora reposan en mi pecho
donde todo fermenta
todo se vuelve tormenta!
¡Sufro y no vale de nada SUFRIR!

Me elevo sobre el espíritu del tiempo,
alzo mi voz,
la tiendo sobre las aceras
para que pases:
¡Libertad!
Vengo en el tumulto
me pliego a tu clamor;
el olor a rosas rojas y azucenas
llena de fragancia mis pulmones;
mi voz potente cruza valles,
se hunde en las montañas,
renace en las arenas,
se escucha en toda la patria:
¡Libertad!
¿Quién le teme a la palabra Democracia?
¿Por qué temerle a la palabra Justicia?;
¿Por qué temerle a la palabra Igualdad?
¡Palabra que no lucha no es palabra!
Yo vivo en tu cuerpo campesino,
respiro en tu pecho obrero,
me esperanzo en tu frente estudiante.
Unidos viven en mí
la madre que perdió a su hijo en la refriega,
el oficinista al que no le alcanza para el alquiler,
el trovador que recorre el país,
el anciano dejado sin futuro,
el niño abandonado,
el que no tiene un pan para dormir;
la mujer del ande, costa y selva
a la que el dictador mató sus hijos antes de nacer,
a ella, a la esterilizada a la que jamás será madre;
al estudiante, al profesor arrancado de su sueño,
ametrallado, quemado, enterrado en las arenas,
a aquel que los buitres del dictador dijeron
que estos muertos se autosecuestraron, automataron,
autoquemaron y autoenterraron,
pero no contaban con que al tercer día
autoresucitarían de entre los muertos,
que sus huesos gritarían:
¡Libertad,
Justicia,
Igualdad!
¡Vida!
Para que nuestros muertos descansen en paz,
para que los ancianos, las mujeres, los hombres
y el niño con toda su inocencia descansen de gritar:
¡Barrios Altos jamás!
¡millares de desaparecidos Jamás!
¡cárceles tumba jamás!
¡descuartizados jamás!
Perú desangrado,
Perú que necesitas volver a juntarte con tu cuerpo,
reconciliarte con tu alma
no le temas a la palabra Democracia;
la Democracia es el mejor verso,
es palabra hecha con las manos de todos los que sufren,
es flor que no soporta ser mancillada.
es un grito que empuja a millones,
que piensa,
siente,
ama!
Por ella voy a la marcha,
me adhiero a la huelga,
expongo mi idea en la tribuna,
escribo un poema,
publico un libro,
voy a las urnas,
aun sabiendo que voy en desventaja,
que la palabra igualdad no es respetada,
pero voy para que se la respete,
para que se respete la palabra justicia
para que se respete a la madre,
al trabajo,
al salario;
para que todos sean educados,
para que la salud y el pan alcance para todos,
para que la poesía sea un alimento cotidiano;
para ello voy a las urnas,
porque sé que me siguen millones,
¡los millones de hombres que hacen la historia!

Alejandro Benavides Roldán
Es escritor, editor y promotor cultural, nacido en Santiago de Chuco, pero residente en Trujillo desde su niñez. Su libro ‘Ida y retorno al mar’ ha agotado 6 mil ejemplares, algo sin precedentes, teniendo en cuenta el poco consumo de poesía. Su editorial ‘Papel de viento’ difunde a escritores de la región.

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