En palabras breves
En palabras breves
y silencios largos,
lo que yo te quiero
no hay cómo expresarlo:
ni lo puede el alma,
ni lo dice el labio,
ni lo canta el beso,
ni lo llora el llanto.
Lo que yo te quiero
es para rezarlo
a oscuras y a solas
con temblor de manos,
fijo el pensamiento,
los ojos cerrados,
recorriendo el hilo
lento de un rosario
en el que las cuentas
fingen, fulgurando,
lágrimas que llegan
con hondo cansancio
como condenadas
a seguir pasando
sin que nunca puedan
secarse en los labios.
Pinceles y lienzos
Quiero escribir un verso
porque te he visto ahora,
con tus labios sin nombre
y tu gesto de aurora.
Pareciste el hada divina de un sueño,
la grácil figura de un ave que surca los cielos.
El día fue claro,
más, tus ojos negros;
hubo un marcado contraste de fuegos,
tu ibas risueña y yo pensativo,
tus senos cortaban el viento
como aves perdidas en el firmamento.
No sé qué pensabas.
¡Quizá en el futuro de tus ojos negros!
Oye, bien amada, así cual tus ojos
son mis sufrimientos,
los tuyos son lindos,
los míos son feos.
¡Ah!, si pensaras así́ como pienso,
mis ojos serían pinceles, los tuyos el lienzo,
donde dibujando estarían los eternos romances
del hada del cuento.
¿Entiendes? Mis ojos pinceles,
los tuyos, el lienzo.
Lluvia en la sierra
Está empañándose el cristal del cielo,
del sol apenas mírase una lanza,
mientras el día perezoso avanza
desamparando nuestro pobre suelo.
Se cubre el alma de un inquieto anhelo
y brota en nuestro ser una esperanza
que a los etéreos ámbitos alcanza
mientras raudo retorna un desconsuelo.
Las nubes han poblado ya el ambiente,
un alado airecillo el alma siente,
el presente de lluvia del océano,
ese amigo lejano de la sierra
que envía diplomático a la tierra
el agua que mandó de Dios la mano.
MARCO ANTONIO CURCUERA
Nacido en Contumazá (Cajamarca) en 1917, se incorpora, desde su infancia a la vida académica y cultural de Trujillo. En esta ciudad y en Lima, donde sigue estudios de derecho, inicia la publicación de los celebrados Cuadernos Trimestrales de Poesía, cuyo mayor fruto fue la convocatoria, en 1960, del prestigioso concurso nacional El Poeta Joven del Perú.
Es autor de una prolífica obra literaria y de promoción cultural, reconocida en el Perú, Hispanoamérica y Europa.
Es un poeta raigal, en cuyos versos la naturaleza y la vida se funden en una misteriosa armonía que nos impulsa al optimismo y la celebración. Publicó «La maldición burlada y otros cuentos», «Agua de tiempo», «Sonetos transitivos», «Halcones y torcazas», «El coronel Aniceto» entre otros.