Escribe: Eliana Pérez Barrenechea
El 25 de noviembre no es una fecha sólo de interés de las mujeres, pues la violencia de género es un problema de todos. El último estudio que monetiza la violencia contra las mujeres en el Perú y mide su impacto en la economía, arroja que dicho costo representaba el 3.7% del PBI de ese momento, cifra mayor que el impacto actual de la corrupción que según la OCDE es del 2,4% del PBI. De modo que, por más indiferencia o tolerancia que aún existe en la sociedad peruana respecto a la violencia basada en género, ésta existe e impacta también en su bolsillo.
Tal vez si tomamos mayor conciencia de ello, podamos tener cambios culturales y comprender que las violencias que se basan en discriminaciones de género, ocasión pérdidas en los ingresos familiares y en la productividad de las empresas, en la salud de las mujeres y de los menores de edad que viven en un entorno violento, en la educación y por tanto en el futuro de nuestras infancias, y otros impactos negativos colaterales.
Hoy somos una sociedad tomada por el crimen organizado y la inseguridad ciudadana, nos tienen en jaque debido a la complicidad de autoridades y partidos políticos, esa es la principal preocupación de la ciudadanía. Las mujeres y las diversidades sexuales sabemos bien lo que se siente vivir bajo amenaza constante y por eso, también estamos en las movilizaciones contra el pacto corrupto que juega a favor de la criminalidad, pero aspiramos a que el resto de la población también reconozca que la violencia de género, como los femicidios, es la forma más extrema de inseguridad ciudadana.
Si le preocupa que cada 40 minutos se haga una denuncia por violación sexual en el Perú y que el 94% de las víctimas sean mujeres, y que 6 de cada 10 víctimas sean menores de edad; entonces no debe ser indiferente a la arremetida antiderechos que se viene impulsando desde el Congreso de la República. La última ha sido la eliminación del Enfoque de Género en las políticas públicas, a través de la aprobación de una nueva Ley de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres (LIO), que reemplaza a la primera ley que rige desde el 2007, cuyo antecedente se remite hasta el 2000, cuando se aprobó el primer Plan de Igualdad de Oportunidades para Mujeres y Hombres.
En el mes de la eliminación de la violencia contra las mujeres, este Congreso conservador intenta borrar el marco normativo construido durante décadas gracias a la lucha de mujeres organizadas en diversos espacios feministas.
Este cambio legal no es menor. El Perú ha retrocedido hasta el siglo pasado, elude los compromisos del Estado con el marco jurídico internacional y es un ataque a la Política Nacional de Igualdad de Género, vigente desde el 2019 y construida de manera participativa, consultando con especialistas y representantes de la sociedad civil. A diferencia de esta “nueva” LIO, que ha respondido a los dogmas de un grupo religioso específico, representados por el partido Renovación Popular, según lo que su propia autora –la congresista evangélica Milagros Jáuregui– ha expresado.
En el mes de la eliminación de la violencia contra las mujeres, este Congreso conservador intenta borrar el marco normativo construido durante décadas gracias a la lucha de mujeres organizadas en diversos espacios feministas. Y no es casualidad, se trata de un plan articulado de sectores políticos que están haciendo del Estado un botín para organizaciones criminales lumpen y de cuello y corbata. También se sirven complacidos los sectores fanáticos que están transformando un estado medianamente laico, a uno fundamentalista, en el que nos quedará poco espacio para el libre pensamiento.
Lo venimos advirtiendo, tomar posición contra el pacto conservador y posfacista, es urgente y cuestión de vida y muerte para la población que con sus cuerpos y su existencia refuta los dogmas del binarismo y del fundamentalismo biológico: mujeres, personas trans, no binarias y otras identidades de género.
Si le preocupa la seguridad y el futuro del país, hagamos fuerza común, porque primero irán por nosotras, luego irán por todos.
