sábado, julio 6, 2024
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Julia, un festival, un amor: la poesía y esta epístola

Hace pocos días, la escritora Julia Wong partió al infinito. Ray Paz Quesquén, poeta también, la recuerda, rememora su importante Festival de Poesía, y le rinde homenaje.

Escribe: Ray Paz Quesquén

Este año múltiple. Atramentado. Necesaria prístina oscuridad para el punto de luz que es el alma del corazón en el Dhammapada. La caracola del monje Climacus acusando a Hegel de alharacoso perseverante con el devenir de la historia, que la historia del Perú, un incendio sin más muralla que la cordillera que no habla, nos abrace, Julia.

En el 2010 de la tierra de Gardel trasladaste la idea de un festival interdisciplinario que trajera rock stars de la poesía a tu pueblo, Chepén. El mismo pueblo que en 1850 había visto llegar montones de chinos a sus haciendas; y que según Tinoco fue en la “perla del norte” donde se preparó por primera vez la llamada “cocina chifa”. Tu padre y tu madre fueron testigos. Tu infancia en el Zoila Hora de Robles, las caminatas diurnas y taciturnas por la empedrada calle Lima; y claro, la poesía como el exoesqueleto de tu espíritu, devuelto del porvenir al devenir.

Y que vea la serpiente del símbolo calendario quiénes llegaron: José Luis Peixoto (Premio José Saramago de Portugal), Elvira Hernández (Premio Nacional de Poesía de Chile), Henry Alexander Gómez (Premio Nacional de Poesía de Colombia), Fredy Yezzed (Premio Nacional de Poesía Colombia), Angélica Freytas (Feminista-activista de Brasil), Dora Moro (Premio Sor Juana de México). De Perú nos acompañaron Rocío Silva Santistevan, Mariela Dreyfus, Carlos López Degregori, Luis Chueca, entre otros poetas. Todas y todos, embarrándose los pies para ir al Alto San Ildefonso, Chequén, Caín, Talambo, Pacanga, San José de Moro; centros poblados de la provincia de Chepén. Una vez el portugués Peixoto nos confesó, después de la experiencia del festival: “Chepén es ideal para escribir una novela”.

No he visto a alguien como tú, Julia, en mi vital rueda. “El amor al arte es una cosa de valientes y nobles”, escribió Flaubert, en esta arandela geográfica de tantos conjuros intencionales y convenientes. Tu legado abraza el de la intención que, en la pragmática de la comunicación, la ciencia más avanzada del lenguaje, afirma: “la intención es superior al mensaje” —el medio es el mensaje,  advertía MacLuhan—. Pero no, es solo “un masaje unidireccional e ilusorio”, apuntó Q.  Fiore; entre el mensaje y su masaje o este juego paronímico como un poema Girondiano. La valía de tu gesto transgrede la quietud significativa, y en tu vida actante como en tu poesía actante; la intención no se bifurca, se traspasó así misma al trote de su verdad. “La poesía sin verdad, es solo política”, comparto esta idea de Meschonnic , y tú lo ejemplificantes Julia.

El festival seguirá como emblema y legado. Los poetas trotarán por el barro, el cerro, las huacas y sus palabras en las mentes de los niños abrazarán sus esferas o ideas más grandes que el infinito pitagórico, porque si hay algo que tú exigías, es que la poesía vaya a los niños y a sus profesores, más que a la academia. Me quedo con este puñado de palabras por decirte, que no se escriben, que siempre es lo más importante en la literatura y el arte. Gracias, Julia. Te quiero.

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