La decisión de la municipalidad Provincial de Trujillo, bajo el liderazgo del alcalde Mario Reyna, de no celebrar la III Feria Internacional del Libro en la Plaza de Armas es un grave error que perjudica la vida cultural de la ciudad. Este espacio emblemático ha sido el corazón de numerosas actividades culturales, y su exclusión de un evento tan importante es difícil de entender.
La feria, que este año rinde homenaje al escritor liberteño Ciro Alegría, debería ser una celebración de la literatura en un lugar que simboliza la identidad trujillana. Sin embargo, la elección de espacios alternativos, menos significativos, limita la capacidad de atraer a la comunidad y reduce el impacto del evento en la promoción de la lectura.
Es fundamental que la cultura se celebre en lugares que resalten su valor histórico y social. Al mover la feria a espacios menos representativos, se pierde la oportunidad de fortalecer la conexión entre los ciudadanos y la literatura.
la falta de apoyo financiero por parte de la Municipalidad, significa que las autoridades ven a este evento como un gasto, antes que una inversión para el futuro de Trujillo
La Plaza de Armas debería ser el escenario ideal para este tipo de celebraciones. Mover la feria es un reflejo del desinterés por la cultura; y la falta de apoyo financiero por parte de la Municipalidad, significa que las autoridades ven a este evento como un gasto, antes que una inversión para el futuro de Trujillo, ciudad que se ha deteriorado culturalmente desde que llegó César Acuña al poder.
Quedan las interrogantes: ¿Qué saben de libros quienes los tienen olvidados en un rincón del local de la piscina Gildemeister y no se preocupan por el futuro de la Biblioteca Municipal?
