Escribe: Jorge Flores Chávez
Hace tres años atrás en el periódico El País, Gloria Rodríguez decía: “El canon español actual recoge un porcentaje de presencia femenina de un 12%, es decir, veinte escritoras entre ciento cuarenta y siete escritores, y cabe mencionar que las apariciones femeninas (…) han aumentado con respecto a los de épocas anteriores, aunque tan solo en un 1´3%”.
Por supuesto, estas cifras reactualizaban los sensibles temas de las que adolece el mundo y más la educación en un país donde el “feminicidio” (si cabe el término) arroja cifras como, según la encuesta ENDES 2021 el 54,9% de mujeres fueron víctimas de violencia o según la viceministra de la Mujer, Silvia Loli, en el 2023 se registraron un total de 165 casos de feminicidios. Además, aseveró que muchos feminicidas aún siguen libres.
Mi alusión no pretende comentar nuestro momento político, pero sí reflexionar con la misma intención de las editoriales españolas que reflejan un sano interés por modificar esta masculinización literaria e impedir que escritoras del temple y pluma como el de Gloria Portugal abandonen la producción literaria y además sirvan como estela poética para las nuevas promesas literarias.
Gustave Flaubert, Alejandro Dumas o Fiódor Dostoiévski, tras una objetiva crítica sobre las obras de George Eliot (Ann Evans) y George Sand (Amantine Dupin), calificaron a sus novelas como escritos de una alta calidad. Nunca encontraron lo que hasta ese entonces se adjudicaba a la temática y personajes de las escritoras: exceso de romanticismo y prolongado uso del maniqueísmo. Las características del realismo de sus obras, cuando se supo el verdadero nombre de las escritoras, trajeron respeto y aceptación por la producción de las escritoras. Posteriormente han surgido escritoras que han dejado una estela de buenas obras de alta calidad como la Allende o Rosa Montero, Silvia Moreno García, Sonsoles Ónega y otras que surgen por el mundo y que sin embargo siguen siendo pocas y en el Perú, menos.
Por esa razón hoy veremos la producción literaria de Gloria Elizabeth Portugal Pinedo, trujillana nacida en 1976. Ella ha publicado los poemarios Insanías (2010), ganador del II Concurso de Poesía de Mujeres Scriptura, Estrellas en el cielorraso (2016), Canción del manicomio (2021), El libro de los lugares lejanos (2022), y el libro de cuentos A lo mejor soy otro (2023). El 2014 ganó el primer premio en la VI Bienal de Cuento Infantil ICPNA, por su libro Cuatrojos.
Poemas y cuentos suyos han aparecido en la Antología general de la poesía en La Libertad (1918-2018); en Nuestramérica es un verso, Antología Poética 1968- 1989, publicada por el Fondo de Cultura Económica (2022); en la antología Cuento Liberteño, panorama actual (2019); y en la Revista Literaria Luvina de la Universidad de Guadalajara (2021).
También ha escrito un cuentario titulado A lo mejor soy otro… y estoy, respetuosamente, asombrado de los niveles de manejo literario ya sea en la temática, así como en las técnicas literarias.
Es sumamente pedagógico el uso de cuentos como Los patos mandarines, El atrapasueños, ya que la autora desdoblándose, en correspondencia con su personaje central o no, nos denuncia una dramática historia que nos conmueve. Ver como la ingenuidad de un niño choca con la cruda realidad de la separación abrupta de sus padres o la ingenuidad de una niña que debe soportar el acoso sexual de su padrastro. Hace que los lectores se cuestionen los secretos infantiles a los que están obligadas las víctimas.
«estoy, respetuosamente, asombrado de los niveles de manejo literario ya sea en la temática, así como en las técnicas literarias».
Se imaginan una conversación con adolescentes interlocutores partiendo de la pregunta: ¿Será bueno guardar los secretos que nos imponen los mayores?
En El Mundo, Gloria propone un personaje que tiene la sensación de no ser real por la vida tan dura que tiene desde pequeño y porque, para evadirla, ficciona sobre cuestiones materiales que no posee. Todo lo que se puede obligar a razonar en los alumnos en torno a la pertinencia de la excesiva dependencia sobre los sueños. ¿Qué de importante es la mesura?
Los personajes no tienen finales concluidos y felices y eso estimados, hipócritas lectores, es realidad pura, es ficción bien elaborada con fines educativos, en fin, el numen de toda buena literatura.
Tal vez este libro les permita ver la raíz del verdadero problema del “feminicidio” y las nuevas generaciones resuelvan este dilema social. Es inconcebible que hasta ahora las tesis universitarias sobre el “feminicidio” sigan culpando al machismo como la raíz central, cuando en realidad es una, secundaria, alimentada por una raíz principal que nadie quiere razonar y menos atacar, pero que la intuyen.
Las sociedades ancestrales, como la nuestra, y las modernas, que lograron respetar la capacidad creativa de las mujeres, se desarrollaron y nutrieron de sus conocimientos y demostraron un nivel sociocultural que aún asombra al mundo.
Considero oportuno formar y respetar a la mujer peruana apostando no solo por la literatura femenina, sino por la calidad de las obras y del trabajo, en cualquier área, sin importar el género de quien la proponga.
Hoy recomendamos la producción de esta trujillana que es una realidad literaria palpable y de inobjetable calidad.