Escribe: Eduardo Zafra
Con la aparatosa presentación de Paolo Guerrero en la Universidad César Vallejo, este martes, la novela se cerró. Los Acuña por fin presentaron de modo oficial al aclamado futbolista e histórico goleador de la selección peruana.
Ha sido un mes en que la novela tuvo en vilo a todo el país. Justo en febrero, el llamado mes del amor. Recordemos cómo fue que todo empezó.
Al principio solo eran rumores, en las redes sociales del club se anunciaba la llegada de un nuevo refuerzo a sus filas, misteriosos flyers anunciaban la llegada del “9”. Se hablaba de hasta 3 posibilidades, pero Guerrero era la propuesta más fuerte y querida.
Tras las negociaciones, las redes explotaron con un video de 30 segundos: Paolo Guerrero desde Brasil portando la camiseta poeta, anunciando así su fichaje por la Universidad César Vallejo.
Durante toda la una semana, el tema principal de conversación era la llegada de Guerrero a Trujillo. Niños ilusionados, comerciantes apresurándose en lanzar mercadería con la temática Guerrero y medios de comunicación cubriendo el minuto a minuto del fichaje más caro del club poeta y de la historia del fútbol nacional.
Sin embargo, el «Depredador” cambió de opinión. Mensajes extorsivos de una presunta organización criminal trujillana dedicada a los secuestros y cobro de cupos (delitos con los que los trujillanos de a pie conviven) habían amenazado a “Doña Peta”, la célebre y sobreprotectora mamá de Paolo Guerrero. Pedían dinero a cambio de no atentar contra su vida y la de su hijo.
niños coreaban el nombre de Paolo al unísono, las madres se desesperaban por intentar llevar a su hijo lo más adelante posible y policías de seguridad del estado, aunque vestidos de civil, también estaban presentes en el evento.
Una amenaza viralizada
Por supuesto, a diferencia de lo que ocurre con el resto de peruanos que sufren el azote del crimen día a día, el caso Guerrero se viralizó. El Gobierno Regional de La Libertad, e incluso el Gobierno Central, movieron cielo, mar y tierra para brindar seguridad al máximo goleador de la selección peruana.
Guerrero llegó desde Brasil para conversar con el presidente del club Richard Acuña, así como con el presidente fundador, César Acuña. Finalmente, llegaron a un acuerdo, nuevamente la llegada de Guerrero a Trujillo fue el tema de la semana; los comerciantes, que ya temían lo peor (perder miles de soles en artículos que no podrían vender) volvieron a sacar su mercadería, y esta vez se sumaban al grito de “Fuerza Vallejo”.
El día que Paolo Guerrero llegó a Trujillo lo hizo por la puerta trasera. Los hinchas, aglomerados, estuvieron esperando por horas en el aeropuerto la salida de Guerrero, quien nada más descender del avión privado en el que había viajado de Lima a Trujillo, subió a una camioneta blanca y desapareció, dejando plantados a todos sus hinchas.
Llegó la hora
Aún con todos los desplantes pueriles de Paolo Guerrero hacia los trujillanos, el día de su presentación oficial, este martes, cientos de hinchas hicieron largas colas frente al campus de la Universidad César Vallejo. Gritos de niños, canturreos de vendedores ambulantes y empujones por parte de la seguridad privada de la universidad daban las primeras pinceladas de la exhaustiva presentación de Paolo Guerrero.
Habían convocado a los hinchas y a la prensa a las 10 de la mañana. Al entrar, cientos de seguidores y estudiantes, buscando una excusa para evadirse de clases, se amontonaban ante un reducido auditorio. El lugar parecía preparado para la llegada de una celebridad de talla mundial: niños coreaban el nombre de Paolo al unísono, las madres se desesperaban por intentar llevar a su hijo lo más adelante posible para que pueda ver a Paolo y policías de seguridad del estado, aunque vestidos de civil, también estaban presentes en el evento.
Tal vez las personalidades más destacadas en la presentación fueron la prefecta Carolina Velasco y la vicegobernadora Joana Cabrera. El espectáculo comenzó con shows de DJ, porristas y la participación de Ezio Oliva, que por cierto, también fue contratado para la boda de Richard Acuña y Brunella Horna.
Tras 5 horas de tortuosa espera, Paolo Guerrero, acompañado de César Acuña y Richard Acuña, hicieron su aparición. Guerrero fue bienvenido con bombos y platillos, los niños más cercanos a él coreaban su nombre mientras que la prensa se desesperaba por obtener una buena toma de las palabras de Paolo.
Una celebridad
El primero en hablar fue Richard Acuña, quien soltó un breve discurso de agradecimiento hacia Guerrero. Después le llegó el turno a César Acuña, tal vez, el discurso más viralizado por las accidentadas palabras del gobernador regional. Los alumnos vallejianos coreaban “Acuña presidente”, hecho que visiblemente enalteció al gobernador y lo puso nervioso, nervios que traicionaron sus palabras, haciéndolo cometer deslices ya viralizados. Acuña estaba emocionado, orgulloso de lo logrado y de su hijo, de quien dijo: «Estoy orgulloso de mi Richard».
Finalmente Guerrero tomó la palabra, no sólo para manifestar su felicidad de estar en Trujillo, sino también para pedir disculpas por si sus palabras hicieron sentir mal a los trujillanos.
Todo olvidado. Guerrero se tomó fotos con algunos hinchas que acudieron a verlo y se marchó. La novela ha terminado. Guerrero de momento es la máxima e intocable celebridad en Trujillo, pero quién sabe, tal vez algún día se le vea paseando en los centros comerciales como cualquier trujillano, esta vez, más humilde que nunca, con esa humildad que aún se encuentra en entredicho por estos lares.