Escribe: Fátima Medina [Abogada corporativa]
En el vertiginoso mundo de hoy, donde la información viaja a la velocidad de la luz, la confidencialidad se ha convertido en un bien cada vez más preciado. Y cuando hablamos de la salud, esta adquiere una dimensión fundamental. Recientemente, el caso de la querida artista Shakira y la divulgación de sus datos de salud mientras era paciente en la Clínica Delgado-Auna nos ha sacudido, no solo por la figura pública involucrada, sino por lo que esto significa para la privacidad de todos los peruanos.
Como abogada corporativa, mi trabajo me exige estar al tanto de las regulaciones que rigen el manejo de la información. Sin embargo, este incidente va más allá de un simple incumplimiento normativo; nos toca la fibra sensible de un derecho humano fundamental: el derecho a la intimidad. La noticia de la sanción administrativa impuesta por SUSALUD a la Clínica Delgado-Auna, con una multa de más de S/ 668,750, es una clara señal de que, en nuestro país, la protección de la información de salud es un asunto serio.
El pilar de la confidencialidad en la salud
¿Por qué es tan importante la confidencialidad en el ámbito médico? Imaginen la vulnerabilidad que sentimos cuando acudimos a un centro de salud. Estamos confiando nuestra información más personal y delicada a profesionales, esperando que sea tratada con el máximo respeto y discreción. La divulgación de un diagnóstico, una fotografía que revele un aspecto de tu estado de salud, un tratamiento o una condición médica sin nuestro consentimiento no solo es una vulneración de la ley, sino también una traición a esa confianza esencial.
La multa a la Clínica Delgado-Auna, aunque considerable, es un paso necesario para sentar un precedente claro en el Perú, la privacidad de los datos de salud no es negociable. Es un compromiso que los prestadores de servicios de salud deben asumir con la seriedad que amerita.
SUSALUD ha sido enfática al recordar que todo paciente, sin importar su nacionalidad, seguro o el tipo de establecimiento donde se atienda, tiene el derecho inalienable a la dignidad, a la intimidad y a la confidencialidad de sus datos de salud. Esto no es una cortesía, es un mandato constitucional y legal, amparado por nuestra Constitución Política del Perú, la Ley General de Salud, la Ley que establece los derechos de las personas usuarias de los servicios de salud y, de manera crucial, la Ley de Protección de Datos Personales.
Más allá de la fama: Un derecho para todos
El caso de Shakira, al ser una figura mundial, ha puesto en el foco público una situación que, lamentablemente, puede ocurrir a cualquier persona. La multa impuesta no es solo un castigo a la clínica; es un recordatorio contundente para todas las instituciones de salud, públicas y privadas, de la grave responsabilidad que tienen en la custodia de nuestra información. La divulgación de datos de salud, según el Reglamento de Infracciones y Sanciones de SUSALUD, es una falta grave y las consecuencias son significativas.
Para nosotros, como ciudadanos, este caso refuerza la importancia de ser conscientes de nuestros derechos. Por lo tanto, debemos exigir que nuestra información médica sea protegida con el rigor que merece. Los datos sobre nuestro diagnóstico, tratamiento y condición médica son sensibles y su revelación sin consentimiento previo nuestro, o de un familiar responsable o representante legal, es una vulneración directa a nuestra privacidad.
Un llamado a la reflexión y a la acción
Desde mi perspectiva legal, siempre he abogado por la transparencia y la ética en el manejo de la información, especialmente en un sector tan delicado como el de la salud. Este episodio nos invita a reflexionar sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos de seguridad y de sensibilizar a todo el personal involucrado en la atención médica sobre la trascendencia de este derecho.
La multa a la Clínica Delgado-Auna, aunque considerable, es un paso necesario para sentar un precedente claro en el Perú, la privacidad de los datos de salud no es negociable. Es un compromiso que los prestadores de servicios de salud deben asumir con la seriedad que amerita, y que nosotros como usuarios, debemos defender con determinación.
La salud de Shakira, más allá de la noticia, se ha convertido en un catalizador para recordar a toda la sociedad peruana que la confidencialidad de nuestra información médica es un derecho fundamental que nos protege a todos. No se trata de la fama o el dinero, se trata de la dignidad y la intimidad de cada persona.
¿Estamos realmente cuidando nuestra privacidad y exigiendo que se respete? Es una pregunta que todos deberíamos hacernos.
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