sábado, junio 29, 2024
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Las bajezas del Grupo 5

No todo en la cumbia peruana es alegría, baile y colores luminosos. Hay también claroscuros y muchas bajezas. Una de ellas tiene nombre propio: Grupo 5. Lo dice esta nueva columna, "Nostalgia de barro", del escritor, docente y músico Robert Jara, a quien le damos la bienvenida a Conexión Norte.

Escribe: Robert Jara

Hay bajezas que tienen nombre propio, y una de éstas se llama Grupo 5; aunque quizá si en algo me alivia el saberlo o intuirlo, es que dicho grupo cumbiambero, de un tiempo para acá, hace una cumbia que (casi) no me gusta; su estilo lo ha blanqueado tanto que su cumbia está más cerca a la salsa que al wayno; su alejamiento de la cumbia peruana primigenia es notorio y avezado; su sabor a Perú casi se ha extinguido.

Claro, decir esto es avezado, también, teniendo en cuenta que lo políticamente correcto, últimamente, gracias a una campaña de marketing millonario y agresivo, es decir que Grupo 5 es el máximo exponente de la cumbia peruana. Un dato curioso: sus fans, tendenciosamente, te quieren hacer creer que si no te gusta Grupo 5 no sabes de cumbia, cuando, precisamente, creo que sucede lo contrario. Pero, en fin, de gustos y colores… 

¿Y cuál es la bajeza a la que ha sucumbido Grupo 5? Nada tiene que ver con su estilo musical, sino con su ética. Grupo 5 ha establecido una práctica sistemática y deshonesta de eliminar de las redes y plataformas digitales, las canciones que se hicieron populares en las voces de cantantes que osaron salirse del grupo o que él grupo mismo sacó; esto ha sido denunciado por más de uno de sus exintegrantes. Se trataría de una práctica de cancelación, ingratitud e irrespeto hacia quienes contribuyeron al crecimiento y posicionamiento del grupo en el mercado cumbiambero. Pero no suficiente con borrar, a sus exintegrantes, de la historia musical del grupo, sí, porque es lo que en la práctica el grupo estaría haciendo, sus antiguos éxitos musicales en las voces canceladas, las no Yaipén, están siendo (re)grabados en la voz de Christian Yaipén y difundidos en las redes y plataformas digitales; es decir, están siendo reemplazados.

¿Al margen de que Grupo 5, léase los Yaipén, sea quien corre con toda la inversión económica, lo que hace con sus exintegrantes es justo y honesto? Yo no lo creo. Por otro lado, si Grupo 5 es tan bueno o cree serlo, musicalmente, por qué no permite que sea el público quien elija en la voz de qué cantante quiere escuchar sus viejos éxitos musicales. ¿A qué le teme? Pero no, prefiere recurrir a la cancelación, al camino fácil de eliminar, abusivamente, a quien, en su cuestionable pensar, considera como competencia o como la piedra que estropea sus objetivos empresariales.

Es lamentable, pero, finalmente, pareciera que Grupo 5 pretende sembrar en el imaginario colectivo una idea no solo equívoca, sino, malaleche, y que con dinero puede lograrlo: Grupo 5 es autosuficiente, se ha hecho y crecido solo y solo gracias al talento y esfuerzo de los Yaipén. ¡Qué embuste, qué soberbia, qué mal agradecimiento!

Con esta práctica indecente, sacada a la luz por sus propios exintegrantes tras descubrir la deplorable acción y, con razón, sentirse vejados, aunque se resistan admitirlo por dignidad, es Grupo 5, el autoproclamado creador de la cumbia norteña y peruana, quien debería ser cancelado por sus fans y el público en general; pero, la suerte está de su lado: la viveza criolla, en Perú no solo se celebra, sino que se premia.

Cosas que suceden en el mundillo cumbiambero peruano; mundillo que de cuando en cuando iré develando.

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