Escribe: Lucho Caro
La tercera edición de la Feria Internacional del Libro de La Libertad se inauguró el 29 de mayo y se llevará a cabo hasta el 9 de junio en la emblemática plazuela El Recreo, con horario de 10 de la mañana a 9 de la noche. Este evento cultural reúne a autores destacados, como Gustavo Rodríguez, quien presentó su novela Mamita, y Joaquín Peón Iñiguez, que participó en la Antología de la Novísima Narrativa Breve Latinoamericana.
El miércoles 4 de junio, a las 8:00 PM, el periodista Pedro Salinas presentará su libro La verdad nos hizo libres, una crónica conmovedora sobre los abusos dentro del Sodalicio de Vida Cristiana y la impunidad que los protegió durante décadas. En esta presentación, dialogará con los periodistas Omar Aliaga y Pepe Hidalgo, lo que promete ser un momento significativo en la feria.
Sin embargo, es importante señalar que las autoridades brillaron por su ausencia en el evento inaugural. Ni el alcalde Mario Reyna ni ningún representante del municipio se dignaron a asistir, lo que refleja una preocupante falta de interés por la cultura y la literatura. Este desdén hacia un evento de tal magnitud evidencia una desconexión con las necesidades culturales de la comunidad.
Trujillo merece este esfuerzo, pero lo que no merece son unas autoridades que muestren ese desdén por la cultura en estos tiempos tan convulsos.
Curiosamente, en una ciudad donde la literatura parece no tener cabida, Trujillo carece de una biblioteca municipal. El burgomaestre anunció el año pasado que la ejecución de la nueva biblioteca comenzaría a inicios de 2025, pero hoy, 1 de junio, no se ha iniciado nada. El antiguo local sigue abandonado, y los libros se encuentran empolvándose y deteriorándose por la erosión, en lugar de ser un verdadero centro de cultura y aprendizaje.
Meses antes del inicio de la feria, la municipalidad impuso obstáculos, alegando la falta de disponibilidad de la Plaza de Armas. Días antes de la fiesta literaria, a pesar de que ya se había confirmado que se realizaría en la plazuela El Recreo, la municipalidad volvió a cambiar la fecha de inicio. Esto complicó la organización y obligó a la Cámara del Libro a reestructurar todo el programa, evidenciando un desinterés por promover la literatura.
A pesar de este panorama, la Cámara del Libro de La Libertad trabaja arduamente para ofrecer un espectáculo de calidad al público y a los amantes de la lectura. Sus integrantes se dedican a crear un espacio donde la literatura brilla y se celebra, demostrando que, incluso en medio de la indiferencia institucional, la pasión por los libros y la cultura está viva. Trujillo merece este esfuerzo, pero lo que no merece son unas autoridades que muestren ese desdén por la cultura en estos tiempos tan convulsos.
