Escribe: Eliana Pérez Barrenechea
«Mejor parar que morir» fue la frase con la que un transportista de Lima respondió a la pregunta indolente de una periodista que le increpaba si no le importaba que el país se paralice.
Hoy los transportistas de la provincia de Trujillo se han sumado al paro de su gremio, y junto a comerciantes de mercados, pescadores artesanales, docentes, estudiantes universitarios, organizaciones sociales y colectivos ciudadanos han salido a marchar para manifestar su rechazo al crimen organizado.
El paro de Trujillo es significativo por ser, desde hace años, una de las ciudades más sometidas por la criminalidad, cada vez más violenta y envalentonada gracias a autoridades corruptas e incapaces.
La indignación ciudadana sigue creciendo y ojalá se vaya gestando una dirección política genuina y firme, que busque una salida de fondo para una crisis profunda.
La de hoy en Trujillo y la de mañana a nivel nacional son manifestaciones ciudadanas diversas y heterogéneas, que no tienen una sola conducción, pero sí consignas comunes que las unen, como la defensa de la vida, la lucha contra el crimen de las calles y contra los criminales en las instituciones públicas y en el gobierno, la derogatoria de la ley N° 32108 que las mafias partidarias del Congreso siguen defendiendo, entre otras.
La indignación ciudadana sigue creciendo y ojalá se vaya gestando una dirección política genuina y firme, que busque una salida de fondo para una crisis profunda, que no ceda solo con cambio de ministros, pues mientras el hampa de Rólex y cuello y corbata siga en el poder, no tendremos futuro.
¡Viva el paro contra los pulpos y también contra las ratas y los otorongos!