Huamachuco podría convertirse en el nuevo Pataz, es decir, ser zona de dominio de organizaciones criminales que, incluso, expulsan a los mineros ilegales para asumir el control. La Policía tiene en la mira a varios grupos, y esta semana dio un duro golpe en dos caseríos del distrito de Huamachuco, en la provincia de Sánchez Carrión. El impacto provocó que pérdidas por encima de los 60 millones de soles contra los mineros que nunca accederán a la formalización.
Así fue
Los caseríos de Shiracmaca y Coigombamba son áreas claves para los ilegales que tienen la oportunidad de explotar oro y comercializarlo sin ningún problema. Más de 100 agentes policiales y personal del Ministerio Público ingresaron a socavones y campamentos mineros desde las 5 de la madrugada del último domingo y ejecutaron la interdicción.
Greco Quiroz Díaz, expresidente de la Comisión de Energía, Minas e Hidrocarburos de La Libertad conversó con Conexión Norte y reveló que mineros ilegales de Pataz pretenden tomar el control en Huamachuco. Lamentó que, si bien el operativo fue importante, no se haya detenido a ninguna persona.
«Ahí operan mineros ilegales de extracción de oro. Como se sabe, ahí hay un bosque, propiedad de la familia Polo Espejo. Se sabe que hay personajes conocidos ahí como Fernando Polo, que todo indica hace cuatro o cinco días hubo un intento de asesinato en su contra, tanto es así que el intervenido ya está en el penal El Milagro (…) Es una intervención muy importante, pero no hubo detenidos, es lo único que me extraña», declaró.
De acuerdo con el reporte policial, se supo que ingresaron a 45 campamentos mineros y destruyeron 14 socavones. En Shiracmaca, un grupo de pobladores quiso evitar la acción policial desarrollada en el cerro Cachito. En tanto, en Coigombamba, el operativo fue en el Bosque Polo.
En la diligencia también incautaron maquinar, mineral sin procesar y diferentes equipos usados por los mineros ilegales. El golpe económico en Shiracmaca fue de S/ 42,186,300 y en Coigombamba de S/18,652,020.
Mineros ilegales no le rinden cuentas a nadie, pero están en la mira de organizaciones criminales.