En el norte del Perú, el río Chicama representa tanto una fuente de vida como una amenaza constante para miles de familias del valle. La obra de Defensas Ribereñas del río Chicama, valorizada en más de S/ 825 millones, debía garantizar la seguridad de la población mediante 64 kilómetros de diques, enrocados e intervenciones en quebradas críticas.
Sin embargo, el proyecto —ejecutado por la empresa española OHLA bajo la supervisión de la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN)— registra apenas un 34% de avance físico y se encuentra totalmente paralizado desde hace más de dos meses y medio, dejando maquinaria abandonada y zonas críticas desprotegidas justo antes del inicio de una nueva temporada de lluvias.
Durante una reunión en la Municipalidad Provincial de Ascope, las autoridades locales alertaron sobre el peligro inminente que enfrenta la población.
“La situación terrible que estamos pasando por este problema del río no puede esperar más. Cuando lleguen las aguas, habrá daños en los cultivos, viviendas y podríamos lamentar pérdidas humanas”, advirtió la alcaldesa provincial Rosario Cortijo.
Cortijo anunció que una comisión multipartidaria viajará a Lima para exigir al Gobierno central y al Ministerio de Economía y Finanzas la liberación de fondos que permitan reactivar los trabajos. También solicitó apoyo logístico inmediato al Gobierno Regional de La Libertad para disponer de maquinaria que ayude a reducir el riesgo de inundaciones.
“Ya estamos a punto de cumplir tres meses de paralización sin solución. Por eso el reclamo ya no será local ni regional: vamos a Lima para hacer escuchar nuestra voz”, enfatizó.
El alcalde de Magdalena de Cao, Edgar Galarreta, advirtió que su distrito será uno de los más afectados si la obra no se reactiva pronto.
“En nuestro sector no se ha hecho ni un metro de trabajo. Hay poblados como Moncada y Nazareno al borde del río. Si llegan las lluvias en diciembre, será un caos total”, declaró.
Galarreta también cuestionó la gestión de la empresa ejecutora. “Se habla de un 35% de avance, pero no se refleja en el terreno. Con esta paralización, no sabemos si los trabajos se retomarán o si quedarán abandonados”, agregó.
El valle del Chicama, que ya sufrió los embates del Niño Costero 2017 y del Yaku 2023, podría enfrentar nuevamente graves daños. Los diques inconclusos incluso podrían redirigir el cauce del río hacia zonas antes seguras, poniendo en riesgo a más de 100 mil habitantes.
“No pedimos favores, pedimos responsabilidad. La vida y la economía de todo el valle dependen de que esta obra se retome ya”, concluyó la alcaldesa Cortijo.
A nivel nacional, la ANIN atraviesa una crisis presupuestal: su financiamiento se redujo de S/ 5,200 millones en 2024 a S/ 3,131 millones en 2025, según la Cámara de Comercio de Lima. Esta situación ha afectado la continuidad de proyectos clave de prevención ante el Fenómeno de El Niño. La entidad reconoció que varias obras presentan “afectaciones temporales” por falta de recursos, aunque aseguró estar gestionando soluciones junto al Ministerio de Economía y Finanzas.
