Escribe: Omar Aliaga
Era un sábado por la mañana del año 1996, y Pedro Suárez Vértiz había llegado a la cabina de Studio 92 en Trujillo, en la urbanización San Andrés. Eran los tiempos de los famosos megaeventos de Pilsen Trujillo, que traía a los artistas nacionales del momento, e incluso internacionales. Pedrito, el artista de pop rock más popular del Perú, no podía estar ausente.
Oscar Hurtado, quien era locutor de Studio 92 en ese entonces, se encontraba departiendo unos bocaditos con el mismo Pedro Suárez en los estudios. «Era un caserito de los megaeventos, lo había entrevistado como 5 veces ya», recuerda Hurtado.
Y el artista nacional le confesó algo: había olvidado la armónica, y la necesitaba para tocar uno de sus hits del momento, Pasear en bicicleta. Tomaron un taxi hasta la calle Colón del centro de la ciudad para buscar en las tiendas de música de la zona una bendita armónica.
«Caminamos por la calle Ayacucho hasta la altura de la comisaría, sin poder encontrar la maldita armónica. Regresamos a la radio, Pedro estaba entre empinchado y preocupado. Allí nos encontramos con Kike Saavedra (hijo), destacado músico que apoyaba en grabaciones. Fue Kike quien nos dice, ‘pero carajo, yo tengo una armónica en casa’. Esa noche en el Mansiche, el intro de ‘Pasear en bicicleta’ sonó mejor que otras veces», recuerda el ex conductor radial.
La anécdota aquí es que Pedrito nunca le devolvió la armónica a Kike Saavedra.
Un concierto en Chepén
Quizás muchos lo ignoren hoy, pero en el año 1995 Pedro Suárez tocó en Chepén. Fue en un local llamado ‘La Estancia’ y en condiciones que uno no imaginaría para un ícono de la música como él.
El periodista Carlos Conde, quien por esa época intercalaba los estudios en la universidad con su trabajo como locutor en la radio Estación Latina de Chepén los fines de semana, fue un testigo privilegiado de tal acontecimiento.
«El local tenía una sola puerta de ingreso y todos nos preguntábamos cómo iba a hacer porque el local estaba completamente lleno. No sabíamos cómo iba a pasar con tanta gente ahí. Y luego nos dimos con la sorpresa de que lo habían hecho ingresar por una casa contigua, que tenía una ventana que era la cantina, o sea donde bebían licor», rememora Carlos Conde.
Es decir, Pedrito, flaco y ágil, se subió por la ventana, dio un salto felino y se instaló, de este modo, en el escenario desde donde terminaría enloqueciendo a todos los chepenanos que llegaron hasta el local.
«Llegó corriendo y nadie del público supo por dónde ingresó», sonríe el periodista.
Fue, como uno podría imaginar, un show memorable. Sus canciones estaban en plena vigencia y el público respondía con frenesí.
«Él llegó solo con su guitarra. Y eso hizo muchas veces en otros lugares. Uno de los músicos de la orquesta Caribeños (me parece) lo acompañó con la percusión de manera voluntaria. Pedro se lo agradeció».
Un caserito en Trujillo
En los noventas, como se ha dicho, Pedro Suárez Vértiz era un caserito en Trujillo. El experto hombre de radio, Kike Narváez, lo recuerda siempre llegar a los históricos estudios de FM 96, en el edificio Servat, con el mismo desenfado y con la misma sencillez de siempre.
«Como solista venía siempre a Trujillo, y cada vez que llegaba a la ciudad nos visitaba en la cabina de FM 96», dice Kike.
Oscar Hurtado, por su parte, recuerda que cuando estaba ya trabajando en Radio Corazón, se encontraban produciendo un programa antológico: ‘La canción del siglo’. En ese momento había llegado a Trujillo Pedro Suárez, una vez más.
Y hubo otra anécdota:
«Pedro había llegado para un concierto en el Club Libertad, y creo que lo encontré de mal humor. Le pregunto: ‘¿para Pedro Suárez cuál es la canción del siglo?’. Él me responde: ‘La Cucaracha’. Yo le respondo: ‘para mí, el himno nacional’. Ambos nos cagamos de risa».
La última ocasión
Antes de aquel recordado concierto en Chepén, Carlos Conde tuvo la suerte de entrevistarlo en la cabina de la radio donde laboraba. Ese día, al conocerlo en persona, pudo corroborar algo que había leído y escuchado sobre su particular forma de ser:
«En algún momento escuchaba comentarios. He leído incluso a Beto Ortiz contar que cuando estaba con él se le notaba como si estuviera en otro mundo. Yo también lo noté cuando lo entrevisté en la radio. Parece una persona distraída que no está concentrado en lo que hablas, sin embargo aquella vez respondía cada pregunta que se le hacía, fue muy cordial».
Pero en las últimas ocasiones en que el ícono del pop rock peruano llegó a Trujillo y La Libertad ya había algunos indicios de lo que vendría para él.
Kike Narváez apunta que la última vez que vio a Pedro en persona, fue para un concierto que realizó la Universidad Privada Antenor Orrego en el Coliseo Gran Chimú. Como auspiciadores, en radio FM 96 esperaban una conferencia de prensa y una visita a los estudios, pero esto no se dio.
«Existía ya una reserva en lo que se refería la exposición en medios; era el año 2007 o 2008, si mal no recuerdo. El asunto es que la gente no creía que Pedro iba a presentarse. Los organizadores del evento me llamaron pidiendo una entrevista urgente al promediar las 7 de la noche el mismo día del evento. Pedro iba a ir a cabina, porque la venta de entradas no andaba bien. Llegó acompañado de su manager y conversó unos 10 minutos con nosotros», cuenta.
La impresión que se llevó el hombre de radio en esa ocasión fue muy distinta.
«El diálogo mayormente se centraba en que si estaría presente en el concierto. Todos los que estábamos presentes lo vimos y escuchamos bastante aletargado para hablar. Pensábamos que había usado algunas sustancias. Literalmente, pensábamos que estaba drogado. No imaginábamos que ya tenía ese tipo de enfermedad que finalmente lo alejaría de los escenarios».
Y en efecto se alejó de los escenarios. Hoy, también, Pedro Suárez Vértiz ha dejado este mundo. Pero en Trujillo y la región, en muchos rincones del país e incluso fuera, dejó una serie de shows y momentos inolvidables que han quedado en la memoria de mucha, muchísima gente.
