En el 2018, el 85% de peruanos apoyó la eliminación de la reelección inmediata de parlamentarios, mientras que un 90% se opuso al retorno de la bicameralidad. Ayer, el Congreso se burló de esa expresión democrática.
Es curioso que el fujimorismo de los noventas eliminara la bicameralidad aduciendo un desprestigio del poder legislativo; y que el fujimorismo de hoy, en un congreso repudiado por la ciudadanía, la retorne.
Es decir, el Congreso más desprestigiado de la historia del Perú se salió con las suyas en su intención de perpetuarse en el poder. Fuerza Popular y Avanza País fueron quienes más insistieron en esta ley, con la valiosa ayuda, cómo no, de Alianza para el Progreso.
¿Qué implicancias tiene la Bicameralidad aprobada?
Con 91 votos a favor, 30 votos en contra y 1 abstención, el Congreso aprobó el retorno a la Bicameralidad 32 años después. Y al ser una reforma constitucional, el Ejecutivo no puede observar la norma. El presidente del Legislativo remitirá la autógrafa de ley a la presidenta Dina Boluarte, a fin de ser publicada en el diario oficial El Peruano.
La ley aprobada modifica 50 artículos de la Constitución, sin necesidad de pasar por referéndum ni por Asamblea Constituyente. Principalmente, establece la instalación de dos cámaras: una de senadores, encargada de la producción legislativa; y una de diputados, encargada del control político.
Respecto a la cámara de diputados, no menos de 130 congresistas pueden postular con, como mínimo, 25 años. Se encargará del control político, es decir, la investigación y fiscalización parlamentaria, evaluación de las cuestiones de Confianza del Ejecutivo, y aprobación de iniciativas legislativas que pasarán a la cámara de senadores.
La cámara de senadores estará conformada por no menos de 60 congresistas, con un mínimo de 45 años, o el antecedente de haber sido congresista o diputado. Su labor consistirá en la revisión de las iniciativas legislativas y de las acusaciones constitucionales de la Cámara de Diputados.
el Legislativo podría solicitar 500 millones de soles adicionales al presupuesto que obtuvo para el 2023.
También se faculta a la cámara de senadores la revisión de los decretos legislativos, de urgencia y supremos del Ejecutivo. Además, será quien elija a las altas autoridades, como el Contralor, los directores del BCR, la Superintendencia de Banca y Seguros, el Defensor del Pueblo y los magistrados del TC. Asimismo, se encargará de remover a los integrantes de la JNJ, el Contralor y el Defensor del Pueblo.
En cuanto a la implicancia económica, especialistas estiman que para el funcionamiento de las dos cámaras, el Legislativo podría solicitar 500 millones de soles adicionales al presupuesto que obtuvo para el 2023.
La trampa encubierta
Si bien algunos especialistas han opinado que la bicameralidad permitirá una mejor calidad de leyes, los disconformes han advertido la encubierta intención de los actuales congresistas.
La norma aprobada elimina el artículo 90-A de la Constitución, el cual establece que “los parlamentarios no pueden ser reelegidos para un nuevo período, de manera inmediata, en el mismo cargo”. Mas bien establece: “Los senadores y diputados pueden ser reelegidos de manera inmediata en el mismo cargo”.
En buena cuenta, se abre una puerta de contrabando: los actuales legisladores pueden postular en las elecciones del 2026 al cargo de senador. Es decir, seguir prendidos de la teta del Estado. Sumado a ello la eliminación de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), que permitirá que se elijan los candidatos a dedo.
